Jorge Luis Chiusaroli
Edición Impresa | 31 de Julio de 2020 | 01:41

Familiero, generoso, emprendedor, anfitrión de numerosos encuentros sociales. Su partida deja una huella importante en sus descendientes, amigos, colegas y allegados. El fallecimiento de Jorge Luis Chiusaroli provocó muestras de profundo pesar en diferentes ámbitos de la Ciudad.
Había nacido el 28 de abril de 1941, en La Plata. Hijo de Atilio Chiusaroli y Daría Chisté, vivió junto a su hermano Carlos Alberto una infancia y adolescencia con valores de respeto, austeridad y responsabilidad que le quedaron marcados a fuego y lo supo transmitir a sus hijos y nietos, a quienes se entregó por entero.
Cursó la secundaria en la Escuela de Comercio General de San Martín, y se recibió de contador público en la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata. Trabajó, mientras estudiaba, en el Tribunal de Cuentas, donde forjó sólidas amistades.
Optó por no ejercer como contador, pero se abrazó a su emprendimiento comercial, con la venta de pisos de madera. Con el tiempo fue modernizando su iniciativa, sumó a sus hijos y les permitió generar actividades que hicieron crecer exponencialmente la empresa familiar. Una idea suya revolucionó el mercado y se potenció en el rubro, con llegada a nivel nacional e internacional.
Más allá de su perfil emprendedor, todos destacan su vocación por fortalecer sus vínculos familiares y sociales. Se casó con Zuny Cremasco, con quien tuvo tres hijos: Leonardo, Ignacio y Carolina. La familia se amplió con la llegada de 5 nietos. Y se entregó por entero a evitar conflictos y profundizar los lazos.
Le encantaba organizar asados en su casa, con la familia y amigos. Quizás probaba uno o dos bocados de la exquisita comida que preparaba, pero él estaba muy feliz al ver que estaba rodeado por sus seres queridos.
Se destacó como jugador de básquet, a tal punto que lo llevó a formar un seleccionado local. Y con los años sumó a sus pasiones al turf -tuvo 3 caballos-.
Fanático de Estudiantes de La Plata, conoció a la generación que forjó la gloria del equipo albirrojo, a fines de la década del 60. Luego, a través de su cuñado, Eduardo Cremasco, tuvo un lazo de amistad con Carlos Bilardo y estuvo muy cerca de aquel seleccionado nacional que ganó el campeonato del mundo en México 86.
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