Cuarentena súper estricta, menos para los vendedores ambulantes
Edición Impresa | 8 de Julio de 2020 | 02:06

Mediodía en la Ciudad. Avenida 7 tiene movimiento. Fundamentalmente ligado al hecho de que concentra las paradas de todas las líneas de colectivos. Hay “arbolitos”. Y muchos vendedores ambulantes. No están detrás de alguna esquina con poca gente, sino a sus anchas desde 46 en adelante, dirección Plaza Italia-Plaza Rocha. ¿Volvieron? ¿O nunca se fueron?
“Los operativos son tan irregulares que no se puede responder esa pregunta. Pero hoy acamparon (sic) como en sus mejores épocas”, ironizó el empleado de un kiosco de diarios y revistas.
Calle 7 entre 47 y 48 era ayer un aquelarre. Los arbolitos -quienes se dedican a la compra/venta ilegal de dólares- ofrecían el billete verde a viva voz en medio de la vereda. Los manteros, en tanto, exponían anteojos, ropa de abrigo, relojes, calzado, medias y todo lo que el comercio legal no puede comercializar desde el 20 de marzo a causa de la cuarentena.
Tomar cualquier calle céntrica perpendicular a la avenida 7 en dirección a calle 8 era como entrar en una pasaje a otra realidad.
La arteria que hasta no hace mucho fue uno de los símbolos platenses de la actividad comercial, lucía casi vacía. Y sucia. Un paisaje lisa y llanamente deprimente que cada día se profundiza a partir de la caída del sol.
Calle 8 es hoy -ayer y mañana- sinónimo de persianas bajas, de múltiples carteles que rezan “se alquila”, de locales vacíos, de muy poca gente caminando.
Por ello, la venta callejera ilegal se mudó a calle 7. A tan sólo 100 metros. Sin protocolos por la COVID-19, sin alcohol en gel, sin barbijos, exponiendo y vendiendo mercadería de origen desconocido.
Al mismo ritmo que los puesteros vuelven a las calles, cierran comercios en el microcentro, en el macrocentro, en Tolosa, en las localidades la zona norte. En todo el Partido.
Nada empezó el 20M
La pandemia y la consecuente cuarentena profundizaron la crisis del comercio. Lo reiteran todos los propietarios de locales desde que empezó el aislamiento social, preventivo y obligatorio y la prohibición “eterna” de abrir los negocios considerados no esenciales.
“Venimos de seis años malos, con dos de ellos pésimos (por el 2018 y 2019)”, contó Luis, ferretero del macrocentro. “Sobre esa situación, cuando empezamos a ilusionarnos con un despegue a fines del año pasado, se vino el coronavirus, la cuarentena y todo lo conocido”, relató alguien que puede abrir pero que, aseguró, bajó sus ventas en más de un 60 por ciento.
Tampoco empezó el 20 de marzo el problema de la venta ambulante.
“Es un reclamo histórico”, reiteran una y otra vez desde los ocho centros comerciales de la Ciudad en referencia al pedido para que se ponga freno a la competencia desleal.
Un informe publicado por este medio a fines de enero pasado daba cuenta de ello. En julio de 2019, un mes después de que comenzara un despliegue antimanteros generalizado, la venta ambulante bajó un 58,4 por ciento respecto de junio. Fue un espejismo: en el trimestre octubre-diciembre creció 115,7 por ciento en comparación con el trimestre anterior.
Hoy por hoy calle 8 es sinónimo de persianas bajas. En 7, a cien metros, crece la venta ilegal
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