De quinteros a vecinos que buscan la paz del campo

Edición Impresa

En el mapa del delito que los ladrones van pintando a diario en la Región, el área rural de localidades de la periferia como Melchor Romero, Colonia Urquiza, Olmos, Etcheverry o Abasto, entre otras, aparece como zona de peligro para productores hortícolas y transportistas que compran la producción, normalmente “plata en mano”, para luego venderla en los mercados de la zona Metropolitana. El comercio o el dinero guardado en las quintas, se han transformado durante los últimos meses en blanco de bandas organizadas o ladrones solitarios. Los relatos de las víctimas describen violencia creciente. De eso da cuenta el crimen del camionero Gerónimo Dilan en 232 y 38. En junio, recibió un tiro en la cabeza al forcejear con dos ladrones que lo abordaron al salir de una quinta en Abasto.

El atraco del domingo por la noche, en una zona acomodada de Estancia Chica, en la misma localidad de Abasto, dio cuenta de la extensión del fenómeno hacia las viviendas de residentes que en casos nada tienen que ver con los surcos y corrales. La sucesión de hechos relatada por vecinos ayer recrea una escena poco vista pero con un antecedente: la ola de asaltos atribuidos a “la banda del drone”, entre 2018 y 2019. Sus integrantes, en casos con frondoso prontuario en la zona sur del Conurbano, están detenidos y la formación se cree desactivada. “Venimos acá en búsqueda de tranquilidad”, le contó a este diario una vecina que se mudó al barrio para escapar del delito en La Loma.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE