Todo sobre la hidratación de la piel

La exposición al frío o al calor en demasía puede dañarla si no está correctamente nutrida. Cómo lograrlo con cremas y rutinas cotidianas

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Con los días de frío puede que muchos vean que la piel del cuerpo está más afectada. Sobre todo aquella que se expone al clima, ya sean bajas temperaturas, viento o el calor de las estufas y calefactores que a veces puede ser demasiado.

Seguramente, quienes vean su piel rugosa y quebradiza, sufran de sequedad de la dermis. Pero, además la incómoda sensación de quien la padece es que está desprotegida. Tirante, poco confortable, descamada, con tendencia a la irritación y muy vulnerable.

Los expertos siempre ponen un ejemplo muy gráfico para explicar la estructura de la barrera cutánea: una pared de ladrillos unidos por cemento. Los ladrillos son las células de la piel, corneocitos; y el cemento, las ceramidas, formadas por proteínas y ácidos grasos. Un muro compacto, a modo de envoltura de todo el cuerpo que es fundamental mantener en buen estado.

Allí donde la grasa y la humedad han desaparecido, la piel se vuelve áspera, arrugada y a menudo empieza a picar, explican los expertos en dermatología. Pero no es sólo eso: también se resiente su función protectora, y entre los huecos que le salen a la valla entran los agresores: agentes patógenos y productos químicos, lo que se traduce en alergias, irritación e infecciones.

La piel seca pica, y al rascar se rompe su impermeabilidad, lo que favorece la entrada de microorganismos y, por tanto, se produce inflamación. Además, la fricción con la ropa, las agresiones externas y los productos de higiene demasiado agresivos, hacen que esta barrera natural se altere.

Es por eso que los especialistas recomiendan a quienes tienen piel sensible el uso de gel sin jabón, que no usen suavizante a la hora de lavar la ropa, ya que los perfumes que llevan pueden quedarse en las prendas y dañar la piel, y que la ropa interior sea de algodón.

Malas costumbres

Este tipo de acciones y productos que es muy común hacer o consumir, perjudican la piel y la resecan:

*Los jabones muy alcalinos, con exceso de perfumes, los productos para el baño con poca calidad.

*Ducharse con agua muy caliente, permanecer mucho rato en el baño con la piel sumergida, secarse mal.

*La ropa interior de fibras poco naturales, especialmente en el caso de las pieles más sensibles.

*Los detergentes de lavado muy agresivos. Si se padece este problema, es mejor elegir un jabón para ropa delicada, sin suavizante.

*Una dieta muy pobre en grasas. Se necesita añadir ácidos grasos esenciales: aceite de oliva, pescados grasos, paltas y frutos secos.

*Con la edad se pierden lípidos en la piel y se vuelve más seca. En el caso de las mujeres, los desequilibrios hormonales de la menopausia agudizan el problema.

PROHIBIDO no hidratarse a diario

El gel de ducha limpia, pero también reseca algo la piel. Así que es imprescindible aplicar crema hidratante a continuación.

En invierno nos duchamos con el agua más caliente y por estar siempre apurados muchas veces no se aplica la crema hidratante. Lo bueno de esta cuarentena es que al tener algo más de tiempo, podemos mimar el cuerpo con un buen masaje que haga penetrar bien los productos.

Exfoliación

Realizar una exfoliación corporal una vez a la semana elimina las células muertas que se acumulan en la parte alta de la epidermis. Así facilitas que nuevas células ocupen este lugar, la piel se vuelve más suave y luminosa y se facilita la absorción de los productos.

Regeneración

Con algún producto rico en vitaminas, minerales, probióticos, y omega 3 de origen vegetal se puede regenerar la piel dañada. Es fundamental que después del tratamiento intensivo se continúen utilizando cremas o aceites que nutran la piel de forma menos condensada pero sí que otorguen agua y elasticidad.

 

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