El verano europeo, en medio del rebrote del virus y muy lejos de los resultados esperados

Se impusieron los viajes cortos. Por los protocolos, muchos empresarios eligieran no abrir. El drama de las fiestas clandestinas

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“¿Diferencias? No noto muchas diferencias entre éste y otros veranos en España. Aunque debería haberlas, porque los protocolos para prevenir el coronavirus están, si bien son diferentes en cada ciudad. Pero no todos los respetan”.

El que habla es Juan Ignacio Montecchia, un técnico de sonido argentino que vive en España y analiza las vacaciones que se vivieron este año en ese país, con muchas diferencias entre ciudades en cuánto a los protocolos que se tomaron, con una irregular adhesión de la gente a las medidas, sin turismo extranjero y con pocas opciones en materia de espectáculos y nocturnidad.

La gente lleva el barbijo en la calle pero se lo quita cuando llega a la playa. Hay playas en donde no vi un solo barbijo. A veces se respeta la distancia social, pero depende de cada ciudad. Yo pasé el verano en varias ciudades de Tarragona, incluyendo Cambrils y en la rambla de esta última había la misma cantidad de gente que cualquier verano, todos juntos. La mayoría llevaban barbijos, pero no se respetaba la distancia social que establecen los protocolos”, dice Montecchia.

balance

En medio de rebrotes de coronavirus, el verano europeo no está dando los resultados esperados para el sector turístico.

En primer lugar, redujo sensiblemente la afluencia de viajeros internacionales. Los viajes más frecuentes son los cortos, el medio más elegido para hacerlo es el auto antes que el transporte público por razones de seguridad, y la modalidad más utilizada es la familiar. El alquiler de casas, a su vez se impone frente al de habitaciones de hotel, departamentos y otros espacios que impliquen compartir.

Por otra parte, no todos los emprendimientos abrieron. Los protocolos, que exigen distancia social, limitan concurrencias y reducen ingresos.

Eso, sumado a los costos hizo que muchos empresarios hagan cuentas y decidieran que era mejor permanecer con las cortinas bajas que en actividad.

Los que eligieron abrir enfrentan día a día la incertidumbre en una temporada atípica, signada en la que la prevención del COVID-19 es la prioridad.

Esto se nota, sobre todo, en el sector del entretenimiento y los espectáculos, reducidos en muchos casos a opciones al aire libre, dada la dificultad de hacer que se respeten las distancias en locales nocturnos y discotecas.

Otro de los aspectos preocupantes son las fiestas clandestinas, que para muchos epidemiólogos contribuyeron a disparar los casos de COVID-19 entre los jóvenes.

Estas fiestas, se indica, arreciaron ante la falta de discotecas y se organizan a través de las redes sociales sin seguir ningún tipo de protocolo de prevención.

Aunque las autoridades sanitarias de varios países, entre ellos Francia e Inglaterra, tratan de evitarlas, no siempre resultan fáciles de detectar.

Quedarse en casa

Para Nicolás, un platense que vive en Zaragoza, se trata de un verano incómodo para salir de vacaciones.

“Tengo dos hijos chicos y la verdad es que no quiero correr riesgos. Veo por la televisión que en la playa se ponen aros como de ´hula hula´ para delimitar el espacio de cada familia, con distancias de unos dos metros entre uno y otro y en otros casos pasan tractorcitos que van demarcando en la arena las separaciones, pero la verdad es que no me entusiasmaba irme al mar en esas condiciones”, concluyó.

 

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