Che, chicas, ¡el bicho acecha!
Edición Impresa | 13 de Septiembre de 2020 | 03:27

Por IRENE BIANCHI
irenebeatrizbianchi@hotmail.com / @IRENEBIANCHI
- ¡Reportándose! ¿Estamos todas?
- ¡Presente! Me maquillé para ustedes. ¿Qué tul?
- Yo hasta me perfumo todos los días. Aunque nadie me huela. Bueno, la gata sí.
- Está muy bien. No hay que tirarse a la marchanta ni dejarse estar.
- Yo tengo una colección de barbijos. Porque cuando salimos a hacer mandados, las minas nos relojeamos los tapabocas, ¿vieron?
- ¡Y competimos! Yo patenté uno navideño, con luces intermitentes y pilitas recargables.
- ¡No seas pájaro de mal agüero, Adri! ¿Vos decís que esto sigue hasta diciembre?
- ¡Con suerte! ¿O no te enteraste que dieron marcha atrás con la vacuna de Oxford?
- Y yo que estuve a punto de voluntariarme. Ahora, ¡minga!
- ¿Y si nos vamos todas al Uritorco y esperamos que alguna nave nos mude de planeta?
- Los extraterrestres no son boludos, Elvi. No van a contaminar sus planetas con nosotras.
- Además no se puede transitar, chicas. ¿Cómo llegaríamos a Córdoba?
- No sé. Escondidas en un camión de mudanzas. Coimeamos al fercho y listo el pollo.
- ¿Vieron que hay rumores de coimas en el Cantando? Dicen las malas lenguas que la One se queda con una tajadita de Floppy Tesouro para inclinar su voto favorable.
- No me extrañaría. Ya lo hizo con Andrea Rincón, ¿se acuerdan? Le conseguía laburo a cambio de un porcentaje. Tufo a soborno.
- Pero eso es oficiar de representante. No está mal. Es legal.
- En un concurso es diferente. Turbio.
- ¡Chicas! ¡No sean ingenuas! Es un reality berreta, no un concurso posta. Yo ni siquiera creo en el supuesto voto del público. Hasta las peleas están guionadas. Puro camelo y bolazo.
- Por la plata baila el mono. Y la mona. La necesidad tiene cara de hereje.
- Esa línea de pensamiento es peligrosa. Es como decir que el fin justifica los medios.
- Hay hambre en la forrándula. Hambre de panza y de cámara. Aunque pasen un papelón, los participantes se prestan a ladrar por un sueldito.
- No tan “sueldito”, eh. Depende de cuán “famosos” sean. Ligan entre 40, 70, 100 o 500 luquitas por mes.
- ¡Mamma mia! Yo también haría un papelón por esa guita.
- Hasta el Cabezón se postuló como jurado. Se ve que sufre de síndrome de abstinencia y quiere aparecer.
- ¿Se amigó con la jermu, no? ¿Qué necesidad tenía de contar que se habían separado?
- Vos no entendés, Elvi. Hoy la vida pasa por las redes. Lo que no aparece en twitter o instagram, no sucedió.
- ¿Y Facebook caducó?
- Sobrevive a gatas. No es muy “cool” que digamos. Medio demodé.
- Como nosotras. Vintage.
- Bastante nos hemos aggiornado, che. ¿Quién hubiera dicho que nos encontraríamos por Zoom o Google Meet? Nosotras que venimos del teléfono a manija.
- Seré curiosa. ¿Probaron enganchar algo por Tinker?
- Tinder, Adri. Tinder. Vos te quedaste en la época de “Tinker Bell y el tesoro perdido”.
- ¡Ah, claro! ¿Y vos no? Todas crecimos con Peter Pan.
- ¿Los corpiños? ¿Cómo olvidarlos? Salvaron mi adolescencia. Yo era una “tabula rasa”, y esos soutiens armados me hacían sexy.
- ¡Claro! Eran los “push up” de los ’60. Lo malo es que, cuando bailábamos lentos, esos temas para chapar, cuerpo a cuerpo, hacían “plop” contra el torso del muchacho, y quedaba en evidencia el vacío.
- ¿Volverán los lentos?
- Si volvieron los vinilos, ¿por qué no?
- Todo vuelve. Todo y todos. Hasta Duhalde, vaticinando el “Apocalypsis Now”.
- Por el quilombete que hay, tan errado no estaba el otro cabezón. Tendría data…
- Chicas, las dejo. Me voy a tomar sol. Para fijar la vitamina D y no estar tan blanco teta.
- Cuídense, chicas, que el bicho sigue acechando. Todo con la “che”, ¡Chin, chin!
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE