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Espectáculos |FUE PARTE DEL FESTIVAL DE GIRONA JUNTO A LA COMPAÑÍA KARMATE

Paula Guzzo: “Volver al escenario fue un mimo cultural”

Joven actriz platense radicada en Barcelona, cuenta sus sensaciones tras haber regresado al teatro presencial

Paula Guzzo: “Volver al escenario fue un mimo cultural”

Paula guzzo en “Dall’altra”, la obra que presentó en el festival de Girona junto a las también argentinas Julieta Moras y Natalia S. castrege

María Virginia Bruno

María Virginia Bruno
vbruno@eldia.com

16 de Septiembre de 2020 | 02:44
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A finales de agosto, y luego de haber convivido durante varias semanas con el fantasma de la cancelación, finalmente se realizó el Festival Internacional de Teatro Amateur de Girona, que marcó la vuelta al ruedo del teatro en medio de la pandemia. De esta “celebración”, porque fue así como se vivió el reencuentro de energías entre actores actuando sobre un escenario y el público observando desde la platea, fue parte la joven intérprete platense Paula Guzzo (30), quien, desde Barcelona, donde está radicada desde hace dos años y medio, cuenta cómo fue volver a conectar con lo más profundo de su profesión: lo presencial, lo vivo.

“La experiencia fue preciosa y muy valiosa”, asegura Paula en diálogo con EL DIA y, desde el otro lado del Atlántico, admite que la posibilidad de volver a estar en el lugar del que la pandemia la había corrido, el escenario, fue “un mimo cultural en medio de estas circunstancias”.

Junto a la compañía Karmate, que Paula conforma junto a las también argentinas Julieta Moras -Puerto Madryn- y Natalia S. Castrege -Mar del Plata-, presentó “Dall’altra (parte del mar)”, una puesta original que combina el teatro físico, el relato y la poesía, con dramaturgia y dirección compartida. Partiendo de la inmigración de sus abuelos y bisabuelos hacia Argentina, las actrices propusieron un viaje de vuelta a sus raíces, en Europa, la tierra donde ellos nacieron.

El festival logró realizarse porque presentó un riguroso protocolo de medidas preventivas. Además de alcohol en gel y control de fiebre para todos, las salas (estrictamente desinfectadas) abrieron con su capacidad reducida a un 50 % o más, guardando una distancia de uno o hasta dos espacios vacíos entre los espectadores. El gran cambio, advierte la actriz, tanto para el público como para los intérpretes, es la “demanda de paciencia”. Ahora todo lleva más tiempo en pos de la seguridad. “Arrancaban a dar sala media hora antes o más para organizar el ingreso evitando las proximidades y que se acumule gente”, cuenta Paula, y agrega que los organizadores le indicaban a los espectadores “que no podían levantarse de sus asientos ni saludar ni tocar a nadie, y pedían usar la mascarilla todo el tiempo, sin quitársela ni bajársela”. La salida, al igual que la entrada, “también era muy organizada”.

Paula destaca la fluidez de esta experiencia presencial aunque reconoce lo difícil que fue “dominar los impulsos” propios de las costumbres teatrales, “como los abrazos espontáneos y genuinos de darnos antes y luego de una función”, lo que las llevó a ingeniárselas: “Tuvimos que aprender a abrazamos con sonrisas de ojos”. Aún así, dice, “todo fue hermoso”.

Las funciones post pandemia tuvieron “la misma calidad que antes” pero las llegaron a sentir incluso “hasta más intensas, al ser consciente que esto estaba siendo real y presente”, sin pantallas de por medio, sin miedo a que se corte el WIFI. “En cada función pude percibir el calor del público, su silencio, su atención, todo llega al escenario, es una comunicación”.

Para la actriz, “con estas medidas se puede conservar la calidad artística, aunque se exija más paciencia y respeto por las nuevas normas. Es una manera de defender la cultura con mucha responsabilidad”.

Paula, que atravesó los meses más complicados de la pandemia compartiendo un piso con amigas y amigos, entre ellos dos médicos, se mantuvo siempre informada de la delicada situación en España y en el mundo. “Nos fuimos acompañando mucho, aprendiendo a convivir en estas circunstancias, a respetar las medidas para cuidarnos, pensando mucho, hablando, escribiendo”, revela y cuenta que aprovechó este “detonante” para cuestionarse sobre cómo quería vivir de ahora en más, y evaluar las posibilidades para llevarlo adelante.

Los amigos y la familia (mitad en La Plata, mitad en Los Toldos) estuvieron más presentes que nunca gracias a la virtualidad, a quienes le fue compartiendo “los datos, consejos y procedimientos que acá se estaban llevando adelante para prevenir, cuidarse o llevarlo de la mejor manera posible”.

Aunque en un principio consideró Italia, fue España, más precisamente Barcelona, lo que le hizo inclinar la balanza y su decisión de dejar La Plata y mudarse al suelo europeo. Enamorada de su mar pero sobre todo de su oferta cultural, recorre en bicicleta las callecitas barcelonesas desde febrero de 2018 cuando se fue de Argentina persiguiendo sus sueños con las mismas ilusiones con las que sus abuelos habían venido de allá. De eso, precisamente, trata “Dall’altra”.

Nacida y criada en La Plata, de muy niña conectó con el teatro por primera vez cuando, junto a sus hermanos, se encontró de pronto haciendo “actitos”, como le decían a aquellas pequeñas escenas improvisadas con las que se entretenían sanamente y que, sin saberlo en ese momento, terminarían por marcar su camino.

Mercedes Montagnaro, su “segunda madre”, la inició en esta carrera en 1998 en el Coliseo Podestá y, desde entonces, no ha dejado de soñar con actuar. Egresada de la Licenciatura en Actuación de la UNA, donde se desempeñó durante tres años en el cuerpo docente, siguió formándose en paralelo con otros maestros. Como actriz le puso el cuerpo a espectáculos y compañías escénicas, aunque también se animó a construir “sentido y discursos desde el otro lado” del escenario, como directora.

“Al principio, actuar era una diversión, otra manera de inventar historias y vivirlas como propias con el resguardo del juego. Pero en algún momento, imperceptible, lo elegí como forma de vida”, reflexiona Paula, quien entiende “la actuación, el teatro y el arte también como una actitud”.

Y lo argumenta: “Ponemos el cuerpo, la voz, un espacio y proponemos ese encuentro donde compartirlo. Invitamos a pensar, a sentir, a estar presentes. Esta es la actitud que elijo como artista para mi vida”.

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