“Mejoró el vínculo y ellos ganaron mucha más independencia”

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Laura Molina y sus hijos vivieron un aislamiento diferente al de muchas otras familias: ella trabajó desde el inicio de la pandemia atendiendo emergencias por coronavirus en un ambulancia del SAME y su actividad hizo que toda su vida se reformulara y, entre otros aspectos, también su vínculo con los chicos.

“Nuestra relación no mejoró en cuanto a la cantidad de tiempo compartido, pero sí en la calidad del vínculo, porque desde un principio hablamos de todo lo que pasaba y ellos se mostraron muy interesados en mi actividad y fueron ganando independencia en muchos aspectos de la vida diaria”, cuenta Laura.

Laura, que es jefa de hogar , vive con sus hijos Martina (15), Juana (12), Amalia (9) y Santi (4) y dice que desde el principio fue “muy sincera y frontal con los chicos al hablarles” sobre la pandemia y su actividad.

A partir de entonces era habitual que una vez que ella volvía a casa y tras pasar por todas las etapas de un largo protocolo, compartieran una charla en la que los chicos le preguntaban sobre la actividad del día y se interesaran por los casos que le había tocado atender y por distintos aspectos de la pandemia.

“Pero esas charlas con los días se fueron haciendo más profundas y abarcando otras cuestiones”, dice Laura, quien agrega que también se empezaron a disfrutar las actividades compartidas: desde ver una película, jugar Burako o incorporando otras nuevas que antes no habían compartido.

“Una de ellas fue armar lo que llamamos una ´comisión organizadora´ del festejo de 15 de Martina. Ella tenia una fiesta prevista que no se pudo hacer por el aislamiento. Entonces, con los hermanos nos juntamos a idear y organizar un festejo posible, que incluyó una caravana de autos que pasó a saludarla el día de la celebración”, según relata Laura.

 

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