La Gota, una antigua enfermedad que crece con la mala alimentación
Edición Impresa | 31 de Enero de 2021 | 02:38

Fue la primera enfermedad reumática que se conoció -la describió Hipócrates 400 años antes de Cristo- y en la Edad Media el hecho de sufrirla llegó a constituir todo un símbolo de status social. Pero la Gota (como se conoce popularmente a una forma de Sinovitis microcristalina) está lejos de ser algo del pasado. De la mano de una alimentación poco saludable, esta enfermedad que puede ser extremadamente dolorosa ha duplicado su prevalencia durante las últimas dos décadas en casi todo el mundo: se calcula que afecta al 1% de la población y hasta el 5% de los hombres después de los 70 años de edad.
La Gota es una enfermedad que se produce por la formación de cristales de una sal del ácido úrico en los tejidos, más frecuentemente en las articulaciones. Es una dolencia muy molesta que se produce por una combinación de factores que van desde la genética al sedentarismo, pero entre los cuales la mala alimentación juega un papel central.
En todos los países donde se ha analizado, “su frecuencia va en aumento al relacionarse con hábitos alimenticios menos saludables que se han ido imponiendo”, reconoce el reumatólogo Eliseo Pascual.
Ocurre que los cristales que afectan las articulaciones se forman como consecuencia de niveles elevados de ácido úrico en sangre, frecuentemente asociados al llamado síndrome metabólico, explica el profesional. Y este síndrome, (obesidad abdominal, hipertensión, diabetes o prediabetes, elevación de los triglicéridos y disminución del colesterol bueno) tiene una fuerte relación con los hábitos alimentarios excesivos y la vida sedentaria que predominan en la actualidad.
CÓMO SE PRODUCE
La Gota suele deberse a factores genéticos que llevan a que en algunas personas los riñones no puedan filtrar el ácido úrico como deberían. Y si bien puede darse tanto en mujeres como en hombres, son en general éstos últimos quienes más suelen sufrirla, especialmente después de los 70 años de edad. Esto se explica por el hecho de que el envejecimiento limita la función renal.
“Hay dos formas clásicas de presentación, las familiares, donde los síntomas articulares se manifiestan entre las segunda y tercera década, y las formas esporádicas, que son infrecuentes antes de los 50 años. Estas pueden observarse en un 10-15 % en personas entre 65 y 75 años y puede alcanzar entre 30–60% en mayores de 85 años”, explican desde la Sociedad Argentina de Reumatología (SAR)
En términos generales, la Gota afecta en general a varones de mediana edad con antecedentes familiares de ella, habitualmente obesos, con presión arterial elevada, que toman diuréticos para la hipertensión y tienen un alto consumo de alcohol.
Además del consumo de alcohol en sí, otros factores de riesgo son la ingesta excesiva de carne rojas o cerveza, alimentos que predisponen a la formación de ácido úrico. Es por eso que la Gota fue considerada durante mucho tiempo como una enfermedad de reyes y personas adineradas que podían permitirse excesos en ese tipo de alimentación.
MUY DOLOROSA
La Gota puede ser una enfermedad extremadamente dolorosa con brotes y remisiones. “Los ataques de Gota se detectan por lo general en articulaciones afectadas por la artrosis o un accidente”, dice la reumatóloga Ursula Gresser, quien explica que en general es en la articulación del dedo gordo del pie donde más suele aparecer.
Pero la Gota también puede afectar los tobillos, el tendón de Aquiles en su unión al talón, rodillas, los codos, las muñecas y los nudillos de las manos. Los médicos suelen reconocer su presencia por el hecho de que las articulaciones se enrojecen, están calientes, hinchadas y duelen al presionarlas.
“La Gota puede ser una enfermedad extremadamente dolorosa con brotes y remisiones”
“Ocasionalmente se inflama más de una articulación a la vez. Cuando se afectan articulaciones grandes – como la rodilla – o varias a la vez puede cursar con fiebre y simular un cuadro séptico. Y tras varios años de enfermedad, pueden formarse unos nódulos más o menos duros, generalmente en codos, pero también alrededor de otras articulaciones”, explica el doctor Pascual.
El ataque agudo de Gota habitualmente comienza de noche, con intenso dolor, hinchazón y enrojecimiento. Estas crisis pueden durar desde unas pocas horas hasta días entero y si no son tratadas correctamente tienden a volverse cada vez más largas y frecuentes hasta constituir una causa de discapacidad.
EL PESO ALIMENTACIÓN
Así como no todas las personas que tienen niveles altos de ácido úrico sufren Gota, tampoco quienes tienen predisposición genética a ella llegan a desarrollar la enfermedad. En éste último caso, la forma de vida que se lleve adelante marca muchas veces la diferencia y la alimentación juega en este sentido una rol central.
“Con la dieta adecuada, una persona propensa a sufrir Gota no tiene por qué sufrir ataques, y es muy posible que jamás sepa de su propensión. En cambio, aquellos que abusan de los productos proteicos ricos en purinas, o bien de grasas saturadas o azúcares, tienen mucha mayor probabilidad de ver incrementados los niveles de ácido úrico en la sangre hasta concentraciones que rozan el ataque de Gota”, explica el doctor Víctor Vidal.
“Los ataques de Gota se detectan por lo general en articulaciones afectadas por la artrosis o un accidente”
Ursula Gresser, reumatóloga
“Si bien los factores genéticos no podemos modificarlos, si es posible controlar los factores higiénico-dietéticos tal como el alto consumo de carnes, achuras y mariscos, como así también el consumo de cerveza y bebidas alcohólicas en general”, señalan desde la Sociedad Argentina de Reumatología al describir el tipo de dieta que predispone a la aparición de la enfermedad.
Pero además de una alimentación adecuada, muchos reumatólogos sostienen que la mejor prevención para la Gota es reconocerla temprano en caso de tener predisposición. Y para ello lo indicado es preguntar a los padres si alguien de la familia tuvo la enfermedad y pedirle a nuestro médico que revise el nivel de ácido úrico por medio de un análisis de sangre regular.
Si bien el incremento de ácido úrico en sangre no hace el diagnóstico de Gota en sí, puede ser un indicador. El diagnóstico se realiza mediante procedimientos clínicos (interrogatorio y examen clínico), hallazgo de lesiones radiológicas características (cuando existen) y definitivamente con el hallazgo de los típicos cristales en el líquido en las articulaciones extraído por el reumatólogo y observado por profesional con experiencia.
“Preferentemente debe tratarse desde su diagnóstico porque es el momento en que el depósito de cristales es menor. Si esperamos se irá aumentando y por tanto tardará más en eliminarse” concluye el profesional.
“Su frecuencia aumenta por relacionarse con hábitos alimenticios menos saludables”
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