Una minoría en constante aumento

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Según un estudio realizado en julio del 2020 en nuestro país, la comunidad vegana-vegetariana en Argentina representa entre el 10 y 12% de la población, que equivale a más de cinco millones de personas, “una minoría importante y en constante aumento”, según asegura Manuel Martí, cofundador de la Unión Vegana Argentina (UVA).

“El veganismo es un término acuñado en 1944 por Donald Watson, un miembro de la Sociedad Vegetariana Británica – explica Martí – que extendió el compromiso de defender los derechos animales a todos los ámbitos de la vida más allá de la alimentación. Y a pesar de ser relativamente joven, este estilo de vida experimentó en los últimos años un vigoroso crecimiento. No obstante, el uso de animales para alimento, vestimenta, experimentación o entretenimiento continúa siendo elevado, aunque en todo el mundo empresas grandes, medianas y pequeñas están cambiando y reconvirtiendo lo que producen, dejando de usar a los animales”.

Según la ONG “Te Protejo”, la industria de la moda se cobra anualmente la vida de 20 millones de animales salvajes cazados en trampas, y de 40 millones de animales criados en granjas, mientras que en particular, la industria del cuero animal, no solo supone maltrato animal sino también una contaminación muy profunda.

Para esto, los partidarios de lo vegano también ofrecen propuestas, como la emprendedora Andrea de Iacovo, quien señala que “la solución a futuro es la utilización de materiales biodegradables y vegetales, porque existen y están en la naturaleza, y porque de esta manera se reduce por completo la huella plástica, hídrica, de carbono que estamos dejando en el planeta. Por ejemplo, hay marcas de calzado vegano y libre de crueldad, hechos con materiales alternativos como vinilo sintético biodegradable, excedentes de textiles locales y yute, el material de los sacos donde viene el café, que es vegetal y biodegradable. Lo mismo sucede con la cosmética, que no es solamente un asunto de veganos, ya que a muchas personas, aún las que comen carne, no les parece lógico usar un producto testeado en animales cuando se pueden usar otros que no y que tienen el mismo efecto”.

“Un problema que tenemos hoy - resalta finalmente Martí – es que hay marcas que lanzan productos con un sello o denominación apto para veganos que no corresponde, o directamente usan sellos apócrifos, falsos y sin respaldo. Por eso muchas veces el gran problema del consumidor vegano, “cruelty free” -libre de crueldad en español- o naturista, es no saber qué es lo que está comprando, ya que las etiquetas suelen ser difíciles de comprender, y de allí la importancia de los etiquetados claros, como así también de las certificaciones y las regulaciones de las mismas”.

 

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