La mirada empresaria: “seguridad y flexibilidad”

Desde la Cámara de Comercio y la Unión Industrial se reconoce la preferencia de los jóvenes por el empleo estatal

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Sueldos comparativamente más altos que los del Estado, aunque en baja; mayor control sobre la productividad; mayor carga horaria; pocas incorporaciones. Esas son algunas de las características de la oferta de empleo privado en la Región, que hace que a los dirigentes de cámaras empresarias no los sorprendan los resultados de la encuesta de la Universidad Austral que hablan de la preferencia de 6 de cada 10 jóvenes por el trabajo en el Estado.

Desde la Cámara de Comercio e Industria de La Plata, su presidente, Diego Piancazzo, habla de una tendencia que crece en el Gran La Plata: la de los jóvenes que suman a un trabajo en el Estado algún emprendimiento personal desde la casa a través de Internet.

Desde la Unión Industrial del Gran La Plata, Hugo Timossi menciona factores económicos y culturales que estarían incidiendo en la tendencia.

Entre los primeros, las escasas incorporaciones por parte de las empresas y lo poco atractivo de los salarios (“a pesar de su alto costo para los empresarios derivado de las cargas sociales e impositivas ligadas a una legislación obsoleta”, sostiene).

Se habla también del miedo a los juicios laborales a la hora de contratar, que inhibe nuevas incorporaciones en el marco de una situación económica difícil. Y de una tendencia de los jóvenes actuales, según la cual antepondrían la calidad de vida a una fuerte carga horaria.

“Los jóvenes prefieren trabajar en el Estado por la estabilidad que supone y las flexibilidades horarias que permite frente al trabajo en el sector privado, aunque los salarios iniciales sean más bajos. Además existe la creencia de que es más difícil un despido en el Estado que en el sector privado. Hoy por hoy se prefiere trabajar en el Estado porque tiene horarios más flexibles y hay jóvenes que tienen un empleo público y estudian a la par o llevan adelante, en las horas que les quedan libres en el día, emprendimientos personales que ha motorizado mucho el comercio electrónico y que pueden desempeñar desde su casa por Internet”, sostiene Diego Piancazzo desde la Cámara de Comercio e Industria de La Plata.

Para Hugo Timossi, en tanto, el hecho de que muchos jóvenes prefieran trabajar en el Estado tiene que ver con la tranquilidad y la estabilidad.

“Las pymes (que son mayoría en la Región) siempre sufrieron la falta de apoyo y el costo laboral para ellas es altísimo porque la normativa es obsoleta”.

Por otra parte, según Timossi, “cuando un empresario pyme toma a una persona está tomando un problema potencial, por miedo a los juicios. Eso hace que no haya muchas incorporaciones, porque los empresarios se cuidan mucho de tomar gente”, indicó el dirigente industrial.

Según Timossi, otro factor de peso es lo elevado del costo horario, que no sólo es el importe de bolsillo que se lleva el operario, sino el costo total de cada hora, que se compone de otra serie de aportes e impuestos.

Por otra parte los salarios, en un contexto inflacionario, muestran una tendencia a la baja.

“Si tomamos el caso de un empleado metalúrgico, gana en promedio alrededor de 100.000 pesos mensuales, unos 500 o 600 dólares. Hace cinco años ese mismo operario cobraba entre 1.500 y 2.000 dólares mensuales. Y no es raro que no les resulte tentador (en Uruguay ese mismo operario cobra 2.500 dólares por el mismo trabajo)”.

Como consecuencia de eso, dice Timossi, “hay oficios que se pierden: el otro día tomé un taxi y el taxista me contó que era matricero, pero que cambió ese oficio por el taxi porque económicamente le rendía más”.

Por otra parte hoy los jóvenes también buscan una mejor calidad de vida, según opinó el dirigente industrial platense.

“El trabajo en una industria representa una carga de 9 o 10 horas diarias. Hay que dedicarle todo el día y hoy los jóvenes piensan en una jornada de 6 horas. Además, en el Estado hay menor control sobre la productividad y eso también incide”, dice Timossi.

Para el dirigente: “además, no hay políticas de estímulo para que la industria tome gente. En nuestro sector se necesitan medidas que apunten a una menor presión impositiva y una reforma laboral que termine con la industria del juicio”.

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