Los investigadores manejan la misma hipótesis

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“El círculo íntimo”. Esa frase mencionan repetidamente los investigadores, cuando, en off, se los consulta por el estado de la pesquisa.

Ya hubo algunos movimientos concretos, pero sus resultados se manejan “bajo siete llaves” para no entorpecer u obstaculizar las próximas medidas.

El hermetismo que se ha impuesto obedece sin dudas a que la fuga de datos puede jugar a favor del homicida.

Según trascendió de fuentes seguras, los detectives tendrían más de un nombre en la mira.

“No descartan absolutamente nada”, revelaron los mismos voceros a este diario.

Como se recordará, la bala que mató a Alejandro Fernández tuvo un recorrido de “arriba hacia abajo y de atrás para adelante”.

Por eso se cree que el homicida lo atacó cuando estaba trabajando dentro de la fosa de su taller mecánico.

El plomo deformado pudo ser recuperado por los forenses, pero el calibre no se informó, porque hay rastrillajes en curso en busca del arma.

Una vez que el asesinato estaba consumado, el agresor tapó el cuerpo con baterías en desuso. Una clara señal de que “hubo mucha saña”.

Esa conducta criminal es la que llamó la atención y depositó las miradas en el entorno de Fernández.

Sin embargo, “él no tenía problemas con nadie y tampoco los buscaba”, advirtió su hermana Filomena.

“Para nosotros el por qué lo mataron todavía es un gran enigma”, destacó.

 

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