Desde corta distancia, el kiosquero de Ramos Mejía recibió 4 balazos

Ayer empezaron a velar los restos de la víctima, en medio de escenas de profundo dolor. Bronca por la ola de inseguridad

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Cuatro disparos a muy corta distancia. Esa fue la mecánica homicida en el bestial ataque que sufrió el comerciante Roberto Sabo en su kiosco de Ramos Mejía, el domingo pasado, de acuerdo al informe que elevaron los peritos forenses encargados del estudio de autopsia.

Por el caso, que provocó una enorme consternación en toda la sociedad, con muestras de profunda indignación a raíz de la ola de inseguridad que atraviesa a esa localidad del partido de La Matanza y, a todo el Conurbano bonaerense, hay dos detenidos, para quienes los familiares de la víctima exigieron la pena máxima (ver aparte).

Roberto Sabo tenía 45 años. Sus restos comenzaron a ser velados ayer en una cochería de Morón y hoy, cerca de las 9 de la mañana, está previsto el cortejo fúnebre, que llevará el cuerpo hasta el cementerio municipal de esa ciudad.

En base a la conclusión de los especialistas, “todos los impactos fueron en la zona del tórax”.

“El caso está prácticamente cerrado”, confió un investigador, quien dijo que se reúnen los elementos para requerir la elevación a juicio de la causa en “tiempo récord”.

“Vecino apreciado, comerciante respetado, papá querido, marido amado. El pueblo de Ramos Mejía salió a la calle a decirlo, porque Roberto sos vos, yo, tu papá, tu hijo…”, expresó en un comunicado de prensa el Obispado de San Justo.

“Rezamos por Roberto, su familia y amigos: que la paz encuentre lugar en sus corazones heridos y que atraviesen este tiempo de dolor inmenso con serena esperanza”, agregó.

Pedro Sabo, el padre del comerciante asesinado, fue uno de los más afectados por la situación. Lo mismo que sus nietos.

“La noche fue muy mala. Todos estos días y los que vienen vamos a estar mal. No hay vuelta atrás. Lo único que me tiene en pie es la gente desconocida que se acercó. Gente que pasa, para y deja una flor en el kiosco”, relató el hombre, al que durante largos pasajes de la jornada de ayer se lo vio quebrado en llanto y abrazado a sus familiares.

Mientras tanto, en Ramos Mejía, sobre avenida de Mayo al 800, donde está el kiosco familiar donde asesinaron a Roberto el domingo, los vecinos, amigos y conocidos de la víctima armaron un santuario. La persiana baja del comercio está llena de carteles con leyendas que reclaman “Justicia”, fotos del kiosquero, flores y muestras del afecto que sentían los vecinos.

Por el hecho, están detenidos Leandro Daniel Suárez (29), que ya fue indagado, lloró ante el fiscal y pidió que “por favor” no le pida prisión perpetua.

En tanto, su cómplice de apenas 15 años quedó a disposición del fiscal Pablo Insúa, del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil del mismo Departamento Judicial.

A pedido del fiscal, el juez de garantías del Joven, Gustavo Indovino, dispuso que la chica quede alojada en el Instituto Centro de Admisión y Derivación de Jóvenes de San Martín como medida de seguridad ya que, por su edad, es inimputable y se le aplica un encierro preventivo por cuestiones de peligrosidad.

Los investigadores creen que la causa estará lista para ser elevada a juicio, en “tiempo récord”

 

 

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