La Catedral de La Plata recibió el corazón de Carlo Acutis

El Arzobispo Víctor Fernández presidió la ceremonia

Este sábado, ante cientos de personas, miembros del clero, religiosos y diversos grupos de jóvenes, el Arzobispo Víctor Fernández presidió la ceremonia en la Iglesia Catedral en donde se recibió la reliquia del corazón del beato Carlo Acutis, a quien declaró "Patrono de la Juventud Arquidiocesana". La celebración también fue transmitida por diversas plataformas.

El Papa Francisco había enviado hace algunas semanas a Mons. Fernández un trocito del corazón del beato Carlo Acutis, que desde ahora permanecerá en la Catedral de La Plata, en un relicario con forma de corazón realizado por el reconocido orfebre Juan Carlos Pallarols y junto a un retrato pintado por el artista Juan Lascano.

En la homilía, el Arzobispo expresó que aprovechando que el Papa "nos ha mandado un pedacito del corazón del beato Carlo, hoy queremos contemplar su corazón, mirar cómo es su corazón", y es por eso que invitó a la asamblea a reflexionar sobre qué guarda este corazón jóven.

A lo que respondió que ese corazón guarda dentro tres cosas preciosas, tres tesoros espirituales:

En primer lugar, señaló, el corazón del beato "guarda mucho amor a los hermanos, porque es un corazón compasivo, lleno de generosidad y amor fraterno", al tiempo que subrayó que "esto es muy importante porque la Palabra de Dios dice que si no amamos a los hermanos es mentira que amemos a Dios (1 Jn 4, 20)".

"Sabemos que Carlo tenía un gran amor a los hermanos porque los que lo conocieron de cerca cuentan que salía a repartir comida entre las personas que vivían en la calle, y solía guardar parte de la comida de su plato para dársela a quienes realmente la necesitaban. Su familia le daba una pequeña suma de dinero semanalmente, él lo ahorraba y, a fin de mes, lo llevaba a la Mesa de los Pobres, o compraba colchones para la gente que vivía en las calles", recordó el arzobispo, quien dijo que todo esto que hacía Carlos es porque "escuchaba a Jesús, estaba atento al Evangelio". "Contemplando este corazón generoso de Carlo ¿podremos aprender de él?", se preguntó en voz alta, Mons. Fernández.

Seguidamente, manifestó que "el corazón de Carlo es también un corazón enamorado de Cristo, que guarda un asombro por la belleza del Señor. Por eso le cautivaba tanto la Eucaristía" y "lo sabemos porque asistía a Misa siempre que podía, y si era posible todos los días. No quería perderse el encuentro con el Señor. A cada rato estaba entrando en algún templo para adorar a Jesús".

El tercer tesoro del corazón del beato, continuó el arzobispo, es que "guarda un gran amor misionero". "Él no se encerraba solitario o aislado en su relación con Jesucristo. Tenía un corazón bien misionero, con  una gran necesidad de compartir, de contagiar, de ofrecer a otros el gozo de la fe", porque "apenas aprendió a usar internet, empezó a aprovechar lo que aprendía para transmitir el Evangelio y el amor al Señor".

Contemplando los tres grandes tesoros del corazón del joven Carlo, Mons. Fernández instó a valorar cómo los mismos coinciden con las tres líneas pastorales en la Arquidiócesis.

Además, destacó que si bien "hoy lo declaramos a Carlo patrono de la juventud de la Arquidiócesis, en realidad él es para todos, jóvenes o viejos. Porque él era generoso y lo sigue siendo en el cielo. Entonces desde allá le gusta interceder por nosotros ante el Señor".

Aclaró también que Carlo tenía un gran cariño por toda la Iglesia: "Él, que sabía que iba a sufrir y morir pronto, en lugar de quejarse decía: 'Ofrezco al Señor los sufrimientos que tendré que padecer por el Papa y por la Iglesia'". Y dijo que "por eso podemos confiar en su intercesión y acercarnos a pedirle que nos dé una mano".

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