El empedrado, de los días de la fundación al tránsito intenso del siglo pasado

Según investigaciones locales, para 1886 ya se habían instalado 400 mil metros cuadrados de granito

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Más allá de las controversias en torno a la pavimentación del empedrado, la impronta bucólica de los adoquines revela una historia en tres siglos, que empezó a escribirse en la Región en 1883, cuando la calle sólo recibía el rigor de las carretas. En la actualidad muchas, a pesar de estar cubiertas por asfalto, dan testimonio de esa historia con sus márgenes al desnudo.

Según aseguró el investigador Nicolás Colombo, el empedrado platense comenzó a colocarse a pocos meses de su fundación, con material que era traído como lastre en barcos desde Europa, o desde yacimientos en Tandil y Olavarría, o la Isla Martín García. “El hecho de que se usaran como lastre, abarataba su costo respecto a los de producción nacional, que eran traídos por vía férrea”, sostuvo.

Sus investigaciones dan cuenta que el 21 de febrero de 1883 se licitó el primer empedrado de granito. El sistema en las principales avenidas de La Plata incluía carriles centrales para el tránsito de carruajes, y empedrado en la restante superficie. Además, se tenía en cuenta una cierta pendiente para evacuar el agua de lluvia que no era filtrada entre los adoquines.

Para 1885 ya se habían empedrado 156 cuadras de La Plata, mientras se avanzaba con las obras en el “Camino Blanco” a Ensenada.

Abrodos, investigador de temas históricos locales, contó que bajo la presidencia del intendente municipal Félix Pachano se reunió a una comisión de vecinos para seguir en la construcción del actual camino Rivadavia. Un decreto del 26 de agosto de 1921, dispuso la donación del material pétreo necesario para la ejecución: 14 mil toneladas de piedra, 50 mil adoquines y 850 metros de cordón. “La obra empezó por la diagonal 80, a partir de la calle 39”, señaló Abrodos.

Ya en 1886 se habían instalado casi 400 mil metros cuadrados de granito y, a principios del siglo XX, se realizaron obras para rehacer el empedrado de algunas de las principales arterias como 7, 51 o diagonal 80. “Gracias a la Ley de Pavimentación de 1909 se duplicó la superficie empedrada en las calles de la ciudad”, agregó Colombo.

El adoquinado se dejó de usar hacia fines de la década de los `30, cuando apareció el cemento

Las investigaciones señalaron que el empedrado empezó a dejar de usarse hacia fines de los `30, cuando se empezó a imponer el cemento. Por eso, comenzó a ser retirado para reemplazarlo por nuevos materiales.

Colombo destacó que hay diferencias según su origen, forma o composición. Suele diferenciarse el “granito” (bloques rectangulares de mayor tamaño) del “granitullo” (más pequeños, y colocados en forma de arco para darles mayor durabilidad y resistencia a la deformación). Los primeros suelen ser más actuales y de producción nacional, mientras que los segundos son más antiguos y traídos desde el “viejo continente”.

Ezequiel Aldazábal, investigador local, desde su página “Al Rescate del Patrimonio”, remarcó que en sus primeros 18 años los empedrados platenses solo fueron transitados por carretas y recién en los últimos años del 1900 aparecieron los primeros automóviles.

“En el año 1920 ya se podían ver grandes concentraciones de automóviles, como se puede observar en una foto histórica de ese año del Paseo del Bosque; para los primeros años del ‘30 ya circulaban los primeros colectivos y, entre 1934 y 1940, se habían creado más de 20 líneas”, sostuvo el investigador y recordó que en 1955 esos medios convivían con los trolebuses y el tranvía corría por rieles.

Aldazábal afirmó que como mínimo el adoquín comenzó a soportar tránsito intenso hace unos 70 años, pero ya tenían otros casi 70 de uso. El caudal fue aumentando pero el peso de los viejos transportes era mayor.

Para el investigador hay que considerar el “daño” que generó en las últimas décadas el tránsito de camiones con materiales de la construcción en cuadras donde se construyen hasta 3 y 4 torres. “No puede atribuirse al deterioro normal del tránsito”, sostuvo.

El arquitecto Fernando Prat, integrante de la comisión de Patrimonio del Colegio de Arquitectos, sostuvo que hay ordenanzas como la 9.008, de 1998, que protegen determinados empedrados como el de la diagonal 78 por considerarlos históricos y a preservar.

“Una de las importancias que tiene el adoquinado es drenar el agua en una ciudad que es inundable, pero también tiene otras características como limitar un poco la velocidad”, dijo el profesional que consideró que las calles empedradas dan un entorno más ameno y cálido que el asfalto.

Con relación a los márgenes de adoquín que se dejan al descubierto cuando se pavimenta, Prat explicó que es una especie de cordón cuneta para que escurra el agua porque si el cemento cubriera toda la calle llegaría casi al nivel de la vereda.

“Hay que aclarar que el asfalto sobre el empedrado tiene un sentido irreversible. La Municipalidad argumenta que asfalta para proteger el empedrado que está abajo, pero es una falacia porque, por más que después se levante el asfalto nuevamente, la calle ya quedó con todas las juntas impermeabilizadas y selladas. El adoquinado ya no tendría el mismo sentido que originalmente”, sostuvo Prat.

Al igual que en La Plata, en otras ciudades del país y el mundo se ha avanzado sobre el empedrado con asfalto. La técnica, contempla dejar al descubierto una franja de unos 30 a 50 centímetros contra el cordón de granito.

Desde la Municipalidad se indicó que aquí se deja un segmento de empedrado a la vista para que circule el agua de lluvia, pero también como testimonio histórico de esa antigua técnica de construcción de calles.

 

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