A los 60, los 70 ó los 94, la escuela ya no es una asignatura pendiente

Tres mujeres que sufrieron postergaciones de chicas acaban de graduarse en Primaria y Secundaria

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Hay un viejo refrán que dice que para el amor no hay edad. Lo mismo podría aplicarse a la educación: en los últimos días, varios adultos mayores cumplieron el sueño de completar una asignatura pendiente. Rosa Assieu -94- acaba de terminar la primaria, mientras que Elena Jauregui -71- y Teresa Verdiglioni -68- recibieron ayer el título de bachilleres. Las tres son un claro ejemplo del “sí, se puede”.

Rosa Assieu, viuda de Galliano es una platense que cerca de cumplir los 95 años, alcanzó su meta de terminar la educación primaria. Comenzó su aventura en plena pandemia, en la escuela Mariano Moreno.

Con dos hijas, un nieto y una bisnieta, toda la vida luchó por cumplir con sus objetivos y gracias a su persistencia, pudo finalizar esta etapa escolar.

Su familia estaba integrada por sus padres y cuatro hermanos. A los 11 años perdió a su madre y su padre la llevó a vivir con una tía, quien la crió y la acompañó hasta los 28 años, cuando se casó. A los 20 años, su padre falleció y solo le quedaban sus hermanos.

Hasta tercer grado cursó en la escuela de la que ahora egresa. La muerte de su madre y posterior mudanza hizo que debiera cambiarse de colegio, pero no llegó a terminar cuarto grado. “En esa época no era tan normal estudiar. Yo estaba enloquecida por ir al Normal y ser maestra pero mi tía no me lo permitió”, cuenta Rosa.

Su curiosidad hizo que nunca se diera por vencida. “Siempre leí. Ahora me informo sobre política de Estados Unidos y China, por ejemplo. Siempre tuve locura por aprender todo, era muy curiosa”, agrega.

Tras abandonar los estudios primarios, la platense se dedicó a otra pasión: la costura. “Cosí desde los 13 años hasta los 80 trajes de novia”, afirma Rosa.

Las diferencias entre 1936, año en que debió dejar la escuela, y el 2021 son abismales pero eso nunca fue un obstáculo para ella: “Una sola vez quise dejar y me dijeron ‘tenes que seguir’”.

Si tiene que diferenciar los distintos tipos de educación que recibió en las dos etapas, no vacila: “Hoy se aprende de otra manera. Para mí, era mejor mi época porque te tenías que manejar con la cabeza, ahora está todo resuelto”.

Guillermo Logiocco, director del Instituto Santa María de los Ángeles, ubicado en calle 81 entre 8 bis y 9, también está feliz de que dos de sus alumnas, con 68 y 71 años, hayan completado la secundaria y afirma que la convivencia intergeneracional enriqueció a la clase.

“La secundaria pertenece a las escuelas de la parroquia Cristo Rey; tenemos alumnos de 18 años, la mayoría está en los 40 y estas alumnas con más de 60 años”, apunta el docente y destaca como estas mujeres, con distintas pérdidas sufridas durante la pandemia, se valieron de la educación como herramienta liberadora. 

En esa línea,  Elena Jauregui reconoce que comenzó a estudiar nuevamente por una cuestión de salud y que en los últimos 3 años, además de las enseñanzas propias del nivel, recibió un gran apoyo afectivo.

Elena vive en Villa Elvira, es ama de casa tuvo 5 hijos, pero 2 fallecieron, uno mientras ella estaba cursando. Antes había hecho cursos de dactilografía, corte y confección, catecismo, pero dice que la secundaria la llevó a descubrir incontables cosas.

“Me costó entender a los profesores y las clases por Zoom, pero me mantuve firme. Ahora, pienso en seguir con la mente en movimiento, la literatura me interesa mucho”, asegura la feliz egresada.

Su compañera, Teresa Verdiglioni, también recién egresada, destaca que todos en el colegio fueron muy humanos y solidarios. “Estudiar era algo que tenía pendiente y un día le dije al director ´me vengo a anotar, aunque de acá no sé lo que sale´”, recuerda.

Tere, como la llaman todos, tiene 4 hijos y 6 nietos. Asegura que está sorprendida de ver hasta dónde pudo llegar. “Hay que tener fe, el camino te va llevando, todo es paso a paso”, dice mientras remarca que investigar fue lo que más le gustó de todo el proceso educativo. Ahora, ya recibida de bachiller, quiere seguir con su otra pasión, la pintura. También proyecta hacer un curso de reiki.

 

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