Llegó la hora de los negocios pospandemia
Edición Impresa | 18 de Diciembre de 2021 | 02:05

Patricio Cavalli
Cualquiera que haya leído algún paper científico sobre la crisis del Covid-19, sabe que no existe, y lo más probable es que no existirá, tal cosa como una pospandemia desde el punto de vista epidemiológico. Todo indica (Harvard Medical School 2021 y otros) que vamos a una “endemia”, es decir, se suma e instala un nuevo virus a la larga lista de los que ya batallamos hace milenios y que sobreviven a pesar de que los creemos erradicados (sólo la viruela fue erradicada).
Pero de todas formas, el término “pospandemia” se nos hace más aguantable y digerible que “endemia” y en cierta forma, nos da horizonte (algo que necesitamos con desesperación). Por lo tanto, a pesar de que seguramente vamos a ésta última y que sigamos batallando con Covid-19 durante varios siglos -o milenios-, a los efectos prácticos del mundo de los negocios, vamos a “asumir la mentalidad de la masa” (Homero Simpson, 1997) y llamar a los negocios que queremos desarrollar, los “negocios pospandemia”.
Donde sea que uno mira, lo que se puede ver en el mundo -negocios y otras zonas- parece una película de Zack Snayder: devastación, distopía, zombificación, caos, gobiernos incapaces, contradicciones. Una sociedad levantisca y en caos, dolorida, agresiva, llorona -nada de malo en llorar, al contrario, pero es un síntoma- y con poca esperanza de salir adelante.
Oportunidad
Y el mundo de los negocios tiene la oportunidad de capitalizar eso y también de usar su conocimiento para el bien común y la mejora de la sociedad.
Pero para poder hacer ambas cosas, necesitamos un plan de batalla y una hoja de ruta. El territorio donde nos movemos tiene tres características esenciales: la hiperdigitalización socioeconómica, donde “vivimos online, trabajamos online, compramos online, estudiamos online” (Sorrell, 2020); la llamada gran renuncia (del inglés ‘great resignation’), o sea, los millones de personas que están renunciando masivamente a sus puestos de trabajo, hartos de, bueno, de todo lo que les pasa en sus trabajos; y la aparición de los managers Generación-Z, que vienen a reemplazar a los pobres desafortunados millennials a quienes académicos, sociólogos y empresarios les habían prometido cenar con Bueve Cliquot Rosé y el mundo les terminó dando un vasito de Pico Rojo caliente.
Desafíos
Los desafíos que enfrentan las empresas van desde una cadena de suministros rota; ciberataques; deportes, retailers y comercios con operaciones suspendidas nuevamente por la aparición de la variante Ómicron, universidades cerradas de nuevo (Cornell, entre ellas); el mundo desarrollado con “inflation panic”; las empresas dudan si hacer o no hacer sus fiestas de fin de año, y obviamente si pueden/deben obligar a sus empleados a volver a las oficinas (Forbes), The BCG Group actualizó su panel de control de gestión y lo rebautizó “Covid ScoreBoard) y la academia pide a gritos que las empresas “humanicen su ESG” (Wharton).
Pero a pesar del diagnóstico complejo y el pronóstico poco alentador, hay algunos silver linings en la crisis del Covid-19 y su impacto en los negocios. Según McKinsey (noviembre de 2021) y otros se destaca la aceptación de las empresas y sus dirigentes (sobre todo C-Suite y Directorios) para actuar con mayor agilidad, adaptarse a los cambios rápidos, la apuesta a la digitalización de procesos todavía analógicos y el entendimiento general de que las empresas están obligadas a generar utilidades y aportar al bienestar común de la sociedad.
Desde todo punto de vista, 2021 puede ser el año bisagra, no donde termine la pandemia, sino donde empiece a delinearse la “nueva normalidad”. Se revelarán oportunidades, desafíos, peligros y una nueva economía. Ahí estarán, como siempre, los negocios.
Entonces, la hoja de ruta. Cualquier empresa que quiera poder sobrevivir en el mundo de los negocios pospandemia debe prestar atención a cerca de mil doscientos treinta y cuatro trillones de cosas (desde su marca hasta su cadena de suministros, pasando por el bienestar emocional de sus empleados). Pero vamos a enfocar en tres puntos estratégicos.
Puntos estratégicos
Primero, la agilidad, no solamente de sus procesos internos y de venta, si no la agilidad mental de sus individuos y cuerpos colegiados. Agilidad no significa “desflecado” o “voluble”, porque en algún momento las cosas deben volverse sólidas para ser concretas. Pero sí significa adaptable y resiliente frente al Iguazú de problemas que recibirá la organización en los próximos meses y años.
Segundo, la salud. Esto abarca desde la salud financiera de los cofres corporativos, hasta la salud mental de sus colaboradores y el bienestar de sus clientes y colegas. Hoy en día no basta con interesarse en el bienestar, hay que involucrarse, poner “skin in the game” y cualquiera que ha hecho un negocio ó se ha enamorado sabe que poner piel en el juego, no es un chiste.
Y tercero, el forecasting. Las empresas están acostumbradas a leer el diario del lunes y tomar decisiones con él. Está bien, funciona, lo hacemos todos. Pero en un mundo donde “van a ser necesarios más enfermeros que analistas financieros” (Amy Klobuchar, senadora de EE UU, en diciembre 2021), tanto empresas, como gobiernos y academias deberán formar profesionales y personas adaptadas y adaptables al mundo contemporáneo. Esto implicará desde estrategias de atracción de talento, hasta reformas impositivas profundas.
Para eso, poder ver hacia adelante y prever lo que puede suceder -nadie pide la bola de cristal, sólo levantar un poco la mirada-; poder transmitirlo con claridad y simpleza; y luego crear estrategias realistas para poder prosperar en un mundo que será caótico, pero demandará orden; será flexible, pero corre el riesgo de ponerse dictatorial; será virtual, pero la gente “morirá” (si no se vacuna inclusive empíricamente) por verse en persona; y exigirá por fin la unión de la energía revolucionaria de los jóvenes Generación-Z y la sabiduría de los semi-ancianos Baby Boomers, pasando por todo el espectro etario y mental que hay en el medio, para poder resolver los problemas a los que nos enfrentamos.
Este es sólo el primer boceto de ese roadmap. Quienes estàn en el mundo de la consultoría y de la academia deben hacerse cargo de subirse a las carabelas, enfrentar el peligro y crear los nuevos mapas. Gobiernos, empresas y otros rubros pueden aportar y seguir el camino. Pero los trazadores tienen la obligación profesional y moral de explorar este nuevo y riesgoso mundo, trazar las rutas y ayudar a los demás a salir adelante. En eso estamos. Tratando.
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