La Catedral, uno de los mayores motivos de orgullo de la Ciudad

Está considerada por el Vaticano como uno de los templos católicos más importantes del mundo

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Está considerada entre las principales catedrales católicas del mundo y su nombre está inscripto en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Muchos arquitectos europeos han viajado a La Plata sólo para verla y estudiarla, atraídos por lo que para ellos significa la “rareza única” de ser un enorme templo de estilo neogótico, pero con su exterior de color rojizo y no de la tradicional tonalidad gris piedra.

Desde luego, la Catedral de La Plata suele ser el primer lugar que los platenses llevamos a conocer a quien visita por primera vez nuestra ciudad y en verdad, es fuerte el impacto que causa a quienes no la conocían.

El templo mayor de la Ciudad no sólo es hermoso sino, además, un glosario de incógnitas. Y entre ellas, la más controversial corresponde a quién efectivamente la diseñó. Así, algunas versiones sostienen que fue el propio Pedro Benoit quien la concibió arquitectónicamente.

Otros en cambio sostienen que, si bien sus planos fueron aprobados por el Departamento de Ingenieros de la Provincia, comandado por Benoit, el diseño corresponde al arquitecto Ernesto Meyer, con quien colaboró a tal efecto el arquitecto Emilio Coutaret.

También subsiste la polémica con respecto a que su diseño habría sido inspirado en el de la alemana catedral de la ciudad de Colonia o en el de la francesa de Amiens, o si se trató de un proyecto propio.

LA PIEDRA FUNDAMENTAL

Lo que sí está claro es que la piedra fundamental se colocó en 1884 y que las obras de construcción se iniciaron al año siguiente y que se dieron provisoriamente por concluidas en 1932, inaugurándose, como no podía ser de otra manera, el 19 de noviembre de ese año, en el marco de las celebraciones por el primer cincuentenario de la Ciudad.

Pero el 22 de diciembre de 1902 había sido inaugurada, sobre el lateral de la calle 53, la pequeña capilla de la parroquia Nuestra Señora de los Dolores, en lo que significó una apertura parcial del templo, aunque su demorada construcción proseguiría durante otras tres décadas.

Esa capilla original fue desmantelada con el avance de las obras, pero la parroquia subsiste, con intensa actividad, sobre la calle 15.

Una de las claves del atractivo arquitectónico de la Catedral, como se dijo, es el de su ladrillo a la vista, pero esa no era, precisamente, la idea original; lo que pasó fue que las obras finalmente quedaron detenidas en 1932, porque un estudio dio como resultado que los cimientos no soportarían el revestimiento de piedra previsto ni las dos grandes torres laterales.

Pero al promediar la década de 1990 el deterioro de muchos ladrillos de los muros perimetrales era visible, además de otras falencias que comenzaban a evidenciarse en los cimientos, por lo que el gobierno provincial dispuso realizar obras de envergadura y la edificación de las torres, todo lo cual se llevó a cabo en tiempo y forma, inaugurándose la nueva e imponente “cara” de la Catedral el 19 de noviembre de 1999.

El templo fue dotado además de otros dos atractivos: su carillón de veinticinco campanas y un ascensor que entrega una magnífica vista panorámica de un amplio sector de La Plata.

 

 

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