Niñas 2.0: ¿Cómo crecen y se educan las mujeres del futuro?

Juegan al fútbol, leen libros de “antiprincesas” y se visten como quieren; a veces, también de rosa. Madres e hijas que tienen la libertad y la igualdad como paradigmas

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Por CECILIA FAMÁ

cfama@eldia.com

Delfina tiene doce años recién cumplidos, y desde los ocho juega al fútbol en el mismo club que su papá. Mientras transita la cancha entre quites y pases, con la indumentaria de Polideportivo Gonnet -más botines y canilleras-, a pocos metros, en la tribuna, la pequeña Francesca, de vestido y vincha unicornio, peina sus muñecas princesas esperando que comience el partido de su hermano mayor. La postal es un signo de los tiempos. Tradiciones e innovaciones, prejuicios y deconstrucciones del imaginario femenino coexisten, se complementan, confrontan y se regeneran, mientras dialogan con un universo de posibilidades. ¿Cómo se crían las mujeres del mañana? “Con mayor diversidad, variedad y libertad” que en épocas no tan lejanas, aseguran padres y educadores. Lejos de los clichés.

“El estereotipo de niñas vistiendo de rosa jugando con muñecos, y leyendo cuentos de princesas, todavía no cambió. Sí notamos por suerte, desde hace varios años, como un emergente, otra manera de ver la infancia, que tiene que ver con ofrecer múltiples opciones y oportunidades. Porque se puede vestir de rosa, leer historias de princesas, pero también se puede andar en bicicleta, embarrarse, jugar con los Legos... Y esa amplitud tiene que ser para todos: tanto niños como niñas tienen que ser educados en esa diversidad y empatía”, dice Georgina Sticco, especialista de género con más de diez años de experiencia y una de las fundadoras de la consultora Grow-Género y Trabajo.

“El cambio se debe a múltiples variables, pero sobre todo a entender que las desigualdades existentes en la sociedad son estructurales, que tienen que ver con los roles de género construidos culturalmente. Para poder modificar esa situación es necesario promover una transformación cultural, promover otras maneras y otros comportamientos que habiliten una sociedad más diversa y más inclusiva para todos y todas”, afirma la profesional.

Agustina, mamá de Sofía, de 6 años, cuenta por ejemplo que “Sofía ama el color rosa, y ver una y otra vez las historias de princesas. Con el paso del tiempo, el rol de la mujer en la sociedad ha ido cambiando. Tratamos de educarla reforzando el concepto de que tanto hombres como mujeres pueden y deben estar presentes en todas las actividades, en todos los niveles de poder y decisión. El equilibrio, el complemento: para nosotros esos conceptos son la clave. Claro que en casa hay pelota, patineta, monopatín, pero todo rosa. Considero como mamá que muchas veces nos vimos obligadas a masculinizarnos para que nos consideren. Para Sofía espero un mundo en el que estar vestida de rosa, si tiene ganas, soñar con una familia y leer cuentos de princesas, no sea excluyente para que pueda encontrar un equilibrio y sea feliz como mujer, siendo como le guste”.

Delfina y marcelo Lulkin, que comparten su pasión por el fútbol

ROLES REPARTIDOS

“Al hablar de las nuevas generaciones de mujeres me parece importante tener en cuenta las responsabilidades que tenemos todas y todos: hay una responsabilidad en la familia, en la escuela y en todas las instituciones por las que las nenas de hoy pasan. Y es de todos, no sólo de las madres. Los padres transmiten mensajes cuando están haciendo tareas de la casa, cuando están trabajando, pero también atendiendo a sus hijos, cuando los arropan por la noche, cuando se ocupan. En todo momento tienen que estar presentes porque es clave. Es bueno destacarlo, porque si no vuelve a caer sobre nosotras, mujeres, el peso de tener que cambiar el mundo. Y es muy fuerte como para sostenerlo solas”, propone Sticco.

La historia de Delfina Lulkin tiene mucho de eso: ella eligió el deporte que practican su papá y su hermano mayor, no aquel al que la mandaban desde más pequeña, que era el hockey. Ahora juega al fútbol en la Sociedad de Fomento Polideportivo Gonnet y viste el 5 en la camiseta, al igual que Marcelo (40) su papá y presidente de la entidad.

“Notamos otra manera de ver la infancia, que tiene que ver con ofrecer múltiples opciones”

 

“Como solía pasar con toda nena, cuando empezamos a buscar un deporte para Delfi, elegimos el hockey. Y desde muy chica nos acompañaba, a su hermano y a mí, a las jornadas del club. Ella atendía el buffet o nos ayudaba con lo que hiciera falta”, recuerda Lulkin, quien también es entrenador de una de las categorías infantiles: “con el tiempo, en hockey no se enganchaba. Jugaba bien, pero la cambiaban de grupo y ella no lograba conectar con sus pares ni el club, así que un día me dijo que quería jugar al fútbol. Concretamente, me planteó que le gustaría intentarlo. Justo estábamos encarando una expansión institucional que implicaba convertirse en un club de Liga, con más categorías, así que medio arbitrariamente puse días de entrenamiento para ir armando un femenino infantil que no coincidieran con los de hockey de Delfi, para que pudiera probar ambas cosas. En la zona Norte casi no existía eso de que las nenas jugaran al fútbol. Y dije: bueno, podemos dar nosotros el puntapié inicial para que empiecen las nenas, en una zona claramente marcada por el hockey. Decidimos poner una profe y hacer una convocatoria, que en 2018 no fue muy alentadora, pero hoy ya tenemos más de cien mujeres jugando en casi 5 categorías, incluyendo la reserva, en la que hay chicas de 30 a 40 años”.

“En infantiles, hoy tenemos 30 nenas de entre 6 y 13 años, divididas en grupo por edades. A mí me encanta, porque en nuestra época, que una nena viniera a patear la pelota era motivo de prejuicio, se le ponía el mote de ‘machona’... y hoy veo a mi hija que disfruta del club, de ir a jugar, de atender el buffet, de vivirlo como yo. A veces pienso que eligió porque nosotros somos fanáticos, porque es el club de nuestra vida, de la familia, en el que está nuestra gente amiga. Pero también veo como el fútbol femenino va ganando lugar, y en unos 10 o 15 años ya va a estar muy emparejado con el masculino”, predice Lulkin.

“Creo que entre las chicas jóvenes también se vive como una liberación el poder jugar a algo que habían querido siempre, que lo tenían reprimido porque ‘debían’ ir a vóley o a natación u otro deporte. Hoy en el club hay entrenadoras y preparadoras físicas mujeres, tanto para las nenas como para los nenes, algo que hace unos años era impensado”, advierte el dirigente.

“En lo personal, ver a Delfi con la misma pasión con la que yo vivo este deporte, me hace sentir que valió cada minuto de esfuerzo que hicimos desde el club para sostener la actividad. Y que ella elija jugar con el mismo número con el que juega el papá, para mí es un es un mimo extra”, se emociona Marcelo.

Sofía ama las historias de princesas

ANTI PRINCESAS Y PRÓCERES

Felicitas Vagnoni (47) es psicóloga y docente del espacio cultural Arteverde de Villa Elisa. Cuando habla de cómo estamos educando a las mujeres del futuro, de estas niñas de hoy, en este mundo nuevo que nos toca vivir, sostiene que “de acuerdo a la experiencia que tengo de trabajo con infancias desde hace más de 20 años, lo que pude ir observando es que educar, acompañar, criar, hacerse presente en relación a las infancias, hoy es un desafío para cualquier adulto o adulta. Se da en el ámbito vocacional, profesional y hasta familiar, como padres y madres que somos. En mi caso particular, lo que pienso es que tenemos la oportunidad de educar y a la vez, educarnos con ellas en nuevos valores, en nuevas formas de pensar la femineidad y el rol de la mujer, desde la más tierna infancia, desde los comienzos”.

“Para mí es fundamental que se hayan podido sancionar las leyes de Educación Sexual Integral y de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Creo que son dos pilares fundamentales que nos ponen a las mujeres en un lugar de protagonistas de nuestra propia historia. Destaco lo de la ley de educación sexual, porque siento que es una herramienta importante que tenemos los educadores y los padres y madres para poder trabajar hoy con ellos y acompañar a nuestros nuevos niños, que permanentemente nos están desafiando y llevando a situaciones en las que uno tiene que apelar todo el tiempo a un discurso que no sea rotulador, que no sea legitimador de esta cuestión binaria del femenino y masculino todo el tiempo” destaca la profesional: “Creo que la mirada hoy es mucho más inclusiva, más amplia. El espectro es extremadamente variado y nos interpela todo el tiempo. Es una manera de deconstruir e ir construyendo con otro esta nueva manera de ser niña, adolescente y joven en este mundo y en esta época”.

“En todos estos años trabajando tanto en la educación formal como la informal (jardín y escuela de arte), siempre pensamos el trabajo desde una idea de libertad, de dejar a los niños crecer en su desarrollo y sin marcar un camino estereotipado. Acompañarlos en lo que quieran ser. He tenido oportunidad de acompañar familias monoparentales, heteroparentales, homoparentales, en la construcción de vínculos entre madres e hijos, padres e hijos...” repasa Vagnoni, y concluye que “hoy, sobre todo los padres más jóvenes, tienen una mirada mucho más libre en la educación de sus hijas. Creo que canales educativos como Paka Paka o los libros de anti princesas o mucha de la literatura que hay sobre todo tipo de familias y cómo se va construyendo el vínculo familiar, nos ponen sobre la mesa un montón de material para ir rompiendo con algunas estructuras y permitiendo que las niñas se puedan identificar con aquello que les resulte más significativo”.

“En nuestra época, que una nena viniera a patear la pelota era prejuzgado, se le decía ‘machona’”

 

Felicitas es mamá de Margarita (7). En ese rol, asegura siempre haber sido “muy abierta en cuanto a conversar y a ofrecerle variedad de objetos para jugar, de juegos; ni hablar de la vestimenta. Siempre me volqué por colores más neutros, negro por ejemplo. Sin embargo los estereotipos existen: los venden la moda, los venden los juguetes. Es imposible que ellas no elijan una princesa, el moño rosa, el vestido, la pollera. Para Marga el personaje Zamba es su ídolo. Hizo un cumple de Juana Azurduy; se identifica con los próceres nacionales. Otro cumple fue de San Martín y de Remedios de Escalada. Ella hizo de Remedios y su papá, de San Martín. Creo que mucho tiene que ver con lo que se vive en lo cotidiano en la casa y se ve reflejado donde los niños se mueven”.

“Como docentes y como padres creo que tenemos que analizar todo lo que les podemos ofrecer” afirma Vagnoni: “las nenas de hoy se permiten elegir, tienen muchísima más libertad de la que teníamos nosotras en nuestro momento. Y eso hay que celebrarlo”.

 

 

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