Barón: “Lamento no ser el ejemplo de hacer las cosas bien, no cuenten conmigo para eso”

Edición Impresa

Sin nombrar a Daniel Osvaldo, Jimena Barón reapareció anoche en una transmisión en vivo por Instagram en la que esperó, junto a 100 mil personas conectadas, el lanzamiento de “Flor de involución”, su nueva canción en la que vuelve a hablar de una desilusión amorosa porque “si van a esperar que haga canciones cuando me vaya bien en la vida, no cuenten conmigo para eso”, dijo.

“El tiempo pasa, y ya no soy la misma mierda; después de tantos años cosechás tu siembra; que me compartas es un honor; gracias por la invitación, flor de involución”, es el estribillo del tema en el que la cantante deja en claro que ni tan tonta ni tan cobra, es lo que es, con sus aciertos y errores, una persona que se equivoca y que no busca ser ejemplo de nada.

Nerviosa y emocionada, acompañada por su hijo Morrison, Barón sostuvo que sentía que necesitaba explicar a sus fans los motivos de su alejamiento. Si bien admitió que nunca se imaginó que iba a ser por tanto tiempo (ocho meses), aseguró que por diferentes circunstancias de su vida (la cuarentena con su ex) “en un momento se me complicó” y, de repente, “cosas que no me molestaban me empezaron a afectar”.

Sin trabajo por la pandemia, y viviendo de compartir su día a día como un reality de tevé, Barón empezó a sentirse mal. “Mi cuerpo estaba mal, mi maternidad estaba mal”, reconoció la actriz que, vulnerable, necesitó frenar.

“Sentí que necesitaba un recreo, sin opiniones, que no me juzguen y me fui. Pensé que era algo más breve. Pero en ese irme me sentí muy tranquila y sentí que tenía que acomodar un montón de cosas que con la exposición no iba a poder”, manifestó.

Reveló que volvió a sentir ansiedad, pánico y angustia, sentimientos con los que se volvió a encontrar tras más de quince años cuando, en su adolescencia, sufrió situaciones similares que la desestabilizaron.

“Sentí que estaba remando para afuera, porque me encanta el afuera, me encanta compartir las cosas, pero sentí que tenía que alejarme y ordenar mi alma, mi cabeza y mi corazón”, contó.

Desintoxicada del exterior, comenzó a sentirse “mejor, más tranquila” y reconoció que necesitó volver al ruedo cuando tuviera algo de lo que agarrarse, de su música, para no volver a caer en la mera exposición de su vida privada.

“Soy una mujer, soy mamá, me rompo laburando de toda mi vida, me pasaron cosas profundas, con mi viejo, mi vieja. Mi ex y todo eso es pochoclo a comparación de todo lo que he vivido”, dijo, al borde de las lágrimas.

Se mostró sincera al decir que “no tengo la más puta idea de un montón de cosas que hice, no entiendo una mierda de la vida, menos en el amor, me va como el orto” y reveló que está sola porque los novios le “duran menos que un pote de Casancrem”: su última pareja había sido el Tucu López.

“Voy a seguir haciendo canciones de desilusión, siempre deposito la semilla en el jardín equivocado. Yo soy esto y si esto los defrauda, habrá una artista defraudadora. Siempre me va como el culo”, aseguró.

Contó que su hijo se tiñe el pelo y se pinta las uñas, que adoptó un gato en cuarentena y que aprendió a hacer cerámica. Dijo que de a poco va a ir volviendo a “la normalidad”, es decir, contar su vida en las redes, aunque se rió de su incoherencia por su decisión de haber aceptado participar de “La Academia” de Tinelli con toda la exposición que eso implica.

“Lamento no ser el ejemplo de hacer las cosas bien. No cuenten conmigo para eso”, cerró.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE