“Ay, amor divino”: la vida y los afectos de Mercedes Morán se pueden ver en la pantalla

El unipersonal que escribió y protagoniza, bajo la dirección de Tolcachir, se acaba de sumar al catálogo de Teatrix

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La pandemia ha desafiado a las personas a enfrentar situaciones inéditas. En el caso de la actriz Mercedes Morán, la crisis sanitaria la ha animado a abrazar por primera vez el streaming para, mientras la presencialidad regresa, mantener en cartelera “Ay, amor divino”, el espectáculo que creó y encaró bajo la dirección de Claudio Tolcachir y que se puede ver en la plataforma Teatrix.

La obra en la que la artista recorre su vida en clave intimista y personal se estrenó con gran éxito en junio de 2016 en el Teatro Maipo de Buenos Aires, giró por algunas salas del país, llegó a la Sala Verde de los Teatros del Canal en Madrid y ahora se ofrece en una puesta filmada a cinco cámaras en la plataforma que permite ver, desde la comodidad del living, obras de teatro de manera online.

“La verdad es que me cuesta disfrutar del teatro si no es en una sala, pero al tratarse de una producción tan cuidada siento que no se pierde para nada el ángel de lo teatral”, aseguró la intérprete sobre estos nuevos modos de acceder al teatro que nacieron con la pandemia.

“La pandemia nos atraviesa en todo sentido e interviene en todas las decisiones que tomamos. Llevarla a Teatrix no fue literalmente por la pandemia aunque como no estaba en mis planes volver a hacer pronto esta obra y la pandemia nos habituó a vincularnos de otra manera con los espectáculos, terminó teniendo su influencia”, remarcó en relación a cómo tomó la decisión de lanzarse a la virtualidad.

Según dejó en claro, no fue una decisión fácil de tomar, sin embargo, después de hacerla durante tanto tiempo, sintió que la obra necesitaba algunos ajustes y, en medio de ese proceso, apareció esta propuesta y esa revisión se hizo teniendo en cuenta esta adaptación para la virtualidad. “Ahí apareció Teatrix como un lugar ideal para encontrarse con ella desde las casas y con la intimidad que propone”, manifestó.

“Ay, amor divino”, en la que la autorreferencia marca la pauta, es, por eso mismo, una bisagra en la vasta trayectoria de Morán. “Al ser tan intimista, con ella estrené un vínculo diferente con el público y significó una propuesta arriesgada porque en este caso no tenía ningún personaje que me protegiera y decidí conectar con la gente desde un lugar más personal”, admitió.

La obra “habla del amor en mi vida desde sus diferentes facetas y de los afectos tan entrañables que me colmaron y allí aparece que lo que te define como persona es cómo te vinculás con los demás”.

VASTA TRAYECTORIA

Con esta llegada a Teatrix, la intérprete suma un nuevo paso a un tránsito plagado de hitos que en pantalla chica -“Gasoleros”, “Socias”, “Amas de casa desesperadas”, “El hombre de tu vida” y “Guapas”, entre más-, cine -“Betibú”, “El Ángel”, “Sueño Florianópolis”, “La familia sumergida”, “Neruda” y “Araña”- y también teatro tanto como actriz -“Locos de contentos”, “Cristales rotos”, “Pequeños crímenes conyugales” y “Agosto: Condado de Osage”- como directora -“Amor, dolor y qué me pongo”.

Más allá de las circunstancias, Morán admitió sentirse “muy afortunada” por poder “seguir eligiendo qué hacer a partir de poner en juego el deseo, el miedo y la imaginación” y reconoció que “al momento de elegir un nuevo papel me da mucho miedo repetirme”.

 

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