La Zona Oeste, con sus paisajes rurales y urbanos, sigue en franca lucha contra el delito

Los vecinos se organizan ante la falta de recursos con la que, aseguran, cuenta la Policía. Desde simple hurtos hasta salvajes entraderas en quintas, el reclamo por “más y mejor” seguridad continúa firme

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En las localidades comprendidas entre San Carlos y la ruta 2, hacia el oeste de la Ciudad, el escenario muestra una pintura heterogénea en cuanto al paisaje -que se divide entre lo rural y lo urbano-, pero muy similar en otros aspectos. De estos últimos, la inseguridad es el más común, el que se repite con insistencia, que aumentó de manera considerable durante la cuarentena del año pasado y que no menguó en absoluto durante los casi seis meses que transcurrieron del 2021, según denuncian los vecinos. A juzgar por los diversos testimonios recabados por este diario, entre los que se incluyen referentes vecinales y víctimas de los hechos, la situación delictiva se podría separar -a grandes rasgos- en dos: los golpes comando, prácticamente “asignados” al sector de quintas; y los robos callejeros, donde pueden sumarse el raterismo, los hurtos en jardines y patios, y otros incidentes que no tienen la carga de violencia de los ataques a los trabajadores de la tierra.

Frente a esa realidad, los vecinos se vieron obligados a organizarse.

La demanda de alarmas comunitarias y de cámaras de seguridad creció exponencialmente. “La gente está cada vez más dispuesta a restringir su libertad a cambio de seguridad”, graficó hace unos meses una fuente judicial consultada. Se multiplicaron los grupos de WhatsApp en los que cada ciudadano cuenta su experiencia o alerta de un posible delito. Y no se puede dejar de mencionar las movilizaciones, a pie y luego en vehículos, que tuvieron lugar durante todo este año.

“Estamos un poco mejor que cuando arrancamos con todos los problemas graves, en febrero”, sintetizó Daniel Arrippe, referente vecinal de Los Hornos y uno de los organizadores de la caravana de los jueves que recorre las avenidas 137, 66, 60 y 143, con el fin de visibilizar la falta de seguridad. Según expresó en diálogo con este medio, “con el cambio de comisario comenzamos a ver un poco más de movimiento de caminantes, patrullas, motos y operativos. El problema es que no se cuenta con los recursos necesarios para poder cubrir un lugar tan grande como es Los Hornos, que abarca de 31 a 179 y de 52 a 90”. Y agregó: “Vive mucha cantidad de gente, se calculan unas 200 mil personas”.

Arrippe contó que “hemos charlado con autoridades y otros vecinos el tema de la cantidad de cuadrículas que tenemos en la zona, que son cuatro. Y no hay móviles suficientes para cubrir ese territorio”. En tanto, respecto a las modalidades que se observan, indicó que “robos en el casco céntrico son más de rateros, arrebatos o de ruedas. Esta semana, por ejemplo, se llevaron un Reanult 12 de 63 y 131, de la puerta de la casa del dueño, pero no hubo hechos violentos. Ese problema está más en los sectores más alejados, desde 145 para ‘atrás’, como el que ocurrió hace unos días en 145 62 y 63 donde golpearon a la familia y amenazaron a un menor. Otra de las zonas que se puso complicada fue en 60 y 146”.

Para Claudio Moretto, de la Comunidad Rural de Los Hornos situada en 66 y 174, la asiduidad de los atracos no decreció: “El robo hormiga sigue igual, aunque por fortuna no hay asaltos graves. Puntualmente, hablando del club hemos sido uno de los privilegiados, porque en el entorno del barrio los casos siguen estando, la gente nos cuenta diariamente”. En esa línea, destacó que “vecinos de la fábrica que está en 179 y 70 que tenían varios galpones en un predio, les quedaron solo las paredes. Se robaron hasta los techos”.

Elías, un trabajador agrario que además de damnificado armó algunas de las protestas del 2020 entre Abasto y Romero, dijo que “la situación es cada vez más compleja, con robos más frecuentes, es cosa de todos los días. Hay mucho atraco en la calle y en las casas, pero más que nada de rateros”. Sin embargo, mencionó que “hace poco hubo uno grave, en donde golpearon a un compañero (el episodio ocurrió el sábado 22 de mayo, en una quinta de 526 entre 193 y Ruta 36, donde cinco delincuentes vestidos con ropas similares a la de la Policía ingresaron en dos viviendas del terreno. Todos iban armados y se comportaron de manera violenta: golpearon a una embarazada, mataron a cuatro perros y hasta amenazaron con mutilar a un menor. Luego escaparon con más de dos millones de pesos y dos vehículos)”. Por otra parte, afirmó que “no vimos grandes cambios, habrá que ver qué medidas van a tomar, porque hasta ahora no se ve una mejora. La sensación general sigue siendo de miedo”.

“Acá en Olmos con el tema de las restricciones, es como si nada. Lo que es en la 197, en la 44, no se ven los controles policiales”, remarcó Claudio Cardellini, frentista de Lisandro Olmos y creador de una agrupación vecinal que lleva el nombre “Pedro Cardellini”, primer delegado de la localidad. También detalló que “ahora justo que mandaron los vehículos nuevos, no se ve la presencia policial sobre todo en la parte comercial. El sector de la Cooperativa de Agua Potable es lo que más nos preocupa, porque ahí no hay un patrullero y hay varias entidades en esa área que están desprotegidas. Y como están cerca de la cárcel, se complica más los días de visita, porque ahí sí que no hay un control, hacen lo que quieren”. Y culminó: “La parte rural sigue igual. Lo que es la zona quintas sigue complicado”.

 

 

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