El amor le ganó a los escombros

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Alejandro Castañeda

afcastab@gmail.com

Casarse es siempre un desafío. Y más, cuando almanaque y pandemia obligan a no perder tiempo. Silvia Gascón (75) y Luis Pazos (80) venían dando el Sí desde hace veinte años. Juntos fueron recreando la rara alquimia de un vínculo que se ha mantenido tan firme que necesitó algún espaldarazo formal para santificarse del todo.

Silvia es una profesional de reconocida experiencia que está largamente familiarizada con las entrelíneas más profundas de la vejez. Luis es un amable provocador que descolló en performances y palabras, un artista que el año pasado fue premiado por la Academia Nacional de Bellas Artes y que con el grupo Escombros protagonizó recordadas intervenciones.

Ahora quisieron celebrar estos veinte años con nuevos papeles y los amigos de siempre. Para contarles que es el amor lo que los ha sostenido y el que los sigue sosteniendo, a despecho incluso de una enfermedad severa a la que Luis le da pelea.

En una época donde los amantes veteranos quieren revivir al lado de mujeres más jóvenes, la unión indestructible de Silvia y Luis viene a dar una lección, no sobre la durabilidad, sino sobre la necesidad de una reelección constante que los obligue a mirar hacia adelante, unidos y agradecidos.

Desde luego, la dimensión ardua, repetitiva y encantadora del cuidado entre ellos es inevitable en un tiempo donde el amor deja de ser peripecia para empezar a ser reposo.

La pareja dio el Sí en el Centro Comunal de Gonnet

Luis saboreó lo del arte y las novias efímeras en aquellos años donde el rock avisaba que “el tiempo no espera a nadie”. Y Silvia recorrió textos y experiencias para poder ser una referente a la hora de gestionar las postrimerías del ser humano.

Un día decidieron que lo mejor era ponerle fecha, no de fundación sino de afirmación, a lo que empezó siendo un pagaré aventurero que cada día se cobra en ventanilla. Y ayer se casaron en el Centro Comunal de Gonnet.

En una época donde han crecido los divorcios tardíos, estos ex novios que desde ayer se visten de señor y señora, nos enseñan que también el cariño sabe esperar.

Cuando ya se dijeron todas las palabras de amor, ahora sus bocas se unen más que nunca para “pronunciar el silencio”.

Silvia habrá podido perfeccionar sus escritos a la par de este amor que le puso ejemplo y palabras a sus estudios. Y Luis al final aprendió junto a ella que, con aquellos escombros, se podía construir un amor para siempre.

 

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