“Me enamoré de mi suegro” y “mi novio me tenía asco”, en un segunda y buena emisión

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La segunda emisión de “El club de las divorciadas” tuvo ayer un pico de 7.3 puntos por la pantalla de El Trece, superando a lo alcanzado en el debut.

En el programa, Laurita encabezó otra jornada cargada de historias lacrimógenas en la que mujeres contaron sus dramas.

Entre los testimonios se destacó el de una joven que engañó a su novio con su suegro y que, al ser descubierta, se quedó “sin el pan y sin la torta”.

Otro de los casos contaba la triste historia de una mujer a la que su marido rechazaba por ser gorda, según contó, despertando las lágrimas de otra de sus compañeras que, en la tribuna, también rememoró cómo su ex pareja la maltrató durante años por su cuerpo.

Frente a las lágrimas de las mujeres, ante las que el equipo de profesionales asistía con consejos y recomendaciones, la conductora contó que luego de cada programa las chicas son asistidas por un equipo de psicólogos.

Entre medio de tanto drama, la dulzura y simpatía de Laurita sirve para descomprimir los relatos tristes de estas mujeres, a los que acompaña desde la contención y la empatía.

Al cierre del programa, Cartaña aportó un ejercicio de la mano de Laurita, con una de las metáforas que tanto le gusta incluir: con los ojos cerrados, la hizo imaginarse en el Louvre, frente al cuadro “más bello jamás pintado”, la Gioconda, al que a muchos, incluido el psicólogo, no le gusta. “Tal vez tenemos un hombre al lado, porque hay muchos hombres en el Louvre que cuando observan el cuadro, les caen las lágrimas de la emoción. Y eso nos indica que la belleza no está en el cuadro, sino en los ojos de quien lo ve. Si tu marido no pudo ver la belleza, no tiene que ver con vos, sino con los ojos de él”.

 

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