Causas por las que muchos no siguieron el ritmo de las medidas restrictivas
Edición Impresa | 7 de Junio de 2021 | 02:24

El anuncio formulado por el Gobierno nacional acerca de que continuará con las medidas calificadas como del “semáforo epidemiológico” después del 11 de junio –un sistema que intercala restricciones estrictas y leves a la circulación- debiera confrontarse por las autoridades con la realidad social, demostrativa de que sectores importantes de la población dejaron de cumplir con esas disposiciones. Posiblemente influya aquí el cansancio de mucha gente por la extensión de la cuarentena y por deficiencias en los programas sanitarios del Estado.
Ello no significa en modo alguno que se propugne aquí descartar las políticas sanitarias de prevención, sino, en principio, instar a que se busquen alternativas para que esas prescripciones sean acatadas.
En un informe publicado en este diario quedó en claro que anteayer en la Ciudad, como en otras, no se hicieron sentir las restricciones y que todo se pareció al transcurso de un sábado normal. Fue ostensible así que muchos locales no esenciales abrieron sus puertas y que las plazas y otros paseos platenses mostraron una gran presencia de visitantes, llegados de zonas no cercanas.
Esto fue notorio, también, en predios como el Parque Pereyra Iraola, ubicado en el vecino distrito de Berazategui, que concentró una gran cantidad de visitantes y exhibió la presencia de numerosos vehículos estacionados.
El escenario fue así una réplica de lo que ocurrió en los últimos días de mayo, previos al aislamiento estricto. Numerosos comerciantes, agobiados por la crisis económica, levantaron las persianas de sus locales no esenciales en busca de hacer algo de “caja”, a fin de afrontar los cuantiosos gastos que hoy representan el sostenimiento de un comercio.
Se sabe que, en este período, durante los fines de semana rigen –al menos en la letra de las disposiciones- las restricciones más estrictas. Están suspendidas las actividades comerciales con atención al público que no sean esenciales (como las vinculadas a la venta de alimentos, las farmacias y las ferreterías). Del mismo modo, no pueden realizarse prácticas deportivas, religiosas y sociales de manera presencial, de acuerdo al DNU presidencial aprobado por el Senado nacional.
Como se ha dicho, la respuesta comunitaria a estas normas ha ido decayendo en sus niveles de acatamiento, al punto de ponerlas cercanas al desuso. De modo que las autoridades debieran pensar si vale la pena exponer de manera tan elocuente la escasa autoridad que irradian estas medidas o, por el contrario, buscar elementos que ayuden para darle vigencia plena a la norma. Entre otras fórmulas a analizar, la de crear mayor conciencia en la población sobre la gravedad del problema sanitario que implica la pandemia. Cada persona debe saber que es responsable primaria de su salud y de no afectar la salud de terceros.
Otro punto que alude al desgaste que implica la falta de acatamiento, se relaciona con la inequitativa situación en que quedan aquellas personas que cumplen con las directivas y que, sin embargo, ven que sólo ellos y unos pocos más las respetan, mientras que la mayoría no lo hace. Hay un principio secular de la historia política que aconseja al gobernante a no emitir órdenes si no tiene la seguridad de que van a ser cumplidas. Es de esperar que tal situación no se presente en estas circunstancias, condicionadas tan críticamente por una pandemia.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE