Sebastián Plano: “poder encerrarme a hacer música solo es muy liberador para mí”
Edición Impresa | 13 de Julio de 2021 | 04:38

María Virginia Bruno
vbruno@eldia.com
“Cuando se me es difícil de categorizar me gusta porque quiere decir que, en cierta forma, estoy haciendo lo correcto”, dice, entre risas tímidas, Sebastián Plano (36), el violonchelista, compositor y productor rosarino que desde Berlín, donde está radicado, acaba de publicar “Save Me Not”, un exquisito álbum en el que, como un verdadero chico orquesta, tomó las riendas de todo el proceso para tratar de sacar al exterior, con la máxima fidelidad posible, lo que su mundo interior le estaba dictando.
Hijo de padres músicos, a los siete años tocaba el violín y cuatro años después empezó a escribir su propia música. De los trece a los quince hizo incontables veces el tramo Rosario-Buenos Aires-Rosario para tomar una clase de una hora con prestigiosos maestros y, tiempo después, tomaría becas de estudio en reconocidas academias del mundo. Pero, aunque su formación clásica lo delataba, su instinto lo llevaba a seguir explorando en la búsqueda de un sonido que lo identificara.
“Definitivamente, hay elementos de música clásica, que mezclo con electrónica, y es una fusión de esos dos mundos. Pero musicalmente me fascina buscar lo genuino y es la búsqueda principal en hacer música para mí. Si puedo lograr hacer música que nunca escuché antes, que nunca pude ni siquiera imaginar, ése sería mi horizonte”, admite Plano, en diálogo con EL DIA, a través de una videollamada por Zoom.
Editado bajo el sello Mercury KX, “Save Me Not” es su cuarto álbum de estudio y llegó después del elogiado “Verve” que tuvo un inicio desafortunado pero terminó con la fortuna de un buen recibimiento de parte del público y la crítica, además de una nominación al Grammy que lo dejó con ganas de más.
Semanas antes de publicar el disco, un ladrón le abrió la puerta de su auto y le robó su computadora personal y un disco rígido donde tenía todo su trabajo. Era 2012 y, por entonces, vivía en San Francisco, Estados Unidos. Recién dos años después, ya instalado en Alemania, logró regrabar ese material pero en el camino, y en medio de una reescritura muchas veces trabada por la frustración, fue encontrando nuevas inspiraciones que lo llevaron a moldear un elogiado nuevo álbum en el que suenan cuerdas, piano y una electrónica elocuente.
“Hay una pequeña afiliación entre los dos álbumes. El track ‘Save Me Not’, que es el principal, empieza con un loop de piano, que la creé cuando estaba trabajando en ‘Verve’. Un pequeño extracto de piano, que siempre lo mantuve en mi cabeza y en mis discos rígidos porque sabía siempre que iba a terminar en algo, en algún trabajo”, cuenta Sebastián sobre esa “partecita” que logró sobrevivir al delito y con la que, de cierta forma, comenzó a delinear este nuevo material, “no sólo desde lo musical sino desde lo conceptual”.
Tocando cada nota, superponiendo cada frase musical una a la vez, decidió resumir la cantidad de instrumentos al máximo posible ejecutando el cello, el piano y su voz, logrando “conversar conmigo mismo musicalmente que es lo que hago en el álbum: hacer música de ensamble, solo aquí, en mi estudio”, explica el joven artista que incorporó otros recursos que revelan su detallismo a la hora de crear como el golpe del cuerpo de su violonchelo, sus pies golpeando el suelo e, incluso, el chirrido de una silla.
Esta decisión de ser su propia orquesta tiene su lógica. “No significa que no quiera trabajar con otros músicos, o grabar con otros ensambles, es más, me encantaría, pero eso tendría su límite porque cada músico va a tocar la música como ellos la sienten. El hecho de hacer cada nota de la forma que yo lo siento te da una libertad absoluta”, dice.
Esa libertad, que persigue como músico y como persona, es la que atraviesa el espíritu de este disco, que lleva por nombre una declaración: “No Me Salves”.
Según confiesa, toda su vida lo han puesto a elegir entre quedarse a vivir en ese mundo mágico al que viaja mientras hace música sin pensar en nada y la cotidianeidad; y siempre le ha resultado sencillo elegir dónde ubicarse a pesar de que el resto no pueda entender su decisión.
“La mayoría de los creadores tienen que desarrollar este mundo interior porque es el mundo que tienen para crear y, a veces, si alguno va más allá de querer perderse en ese mundo porque no pueden lidiar con el mundo real”, reflexiona Sebastián sobre algo que padece “desde hace bastante tiempo” y con lo que ha tenido que lidiar en la vida social.
“Poder encerrarme a hacer música solo es muy liberador para mí y por eso digo que quería representar esa libertad musical en un disco”, advierte, al tiempo que comparte su deseo más profundo: “ojalá pudiésemos tener esa libertad socialmente”.
Para Sebastián, “cuanto más cultivemos ese mundo interior, más empatía tenemos con cada uno y con otros, lo cual, definitivamente, terminará en una mejor comunidad”.
Dentro de las diez canciones del álbum se destacan, además de la profunda, espiritual y con pinceladas orientales “Save Me Not”, la suite de tres partes “Soul” y, especialmente, “A Present for a Young Traveller”: delicada y nostálgica pieza para escuchar, por qué no, en medio de un viaje sin rumbo, dejando pasar pensamientos y paisajes, con la mirada perdida en el todo y en la nada.
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