A metros del súper de los 36 asaltos, otra vez el terror por una entradera

Un vecino de 69 entre 22 y 23 sacaba el auto del garage y fue sorprendido por cuatro ladrones armados. Lo obligaron a entrar junto a una vecina, con quien estaba charlando. Se llevaron unos 180 mil pesos y documentos

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Escruches, entraderas, motochorros, asaltos callejeros. Las modalidades se repiten en las charlas del vecindario, en las reuniones con la inseguridad en la zona de Parque Castelli como tema excluyente y en el mundo virtual. Todos están atentos, pero los delincuentes volvieron a golpear y a plena luz del día: esta vez le tocó a un vecino de 69 entre 22 y 23, que fue reducido en la puerta de su casa y despojado de alrededor de 180 mil pesos en dinero en efectivo y documentos, en una secuencia de terror que se extendió al interior de la casa.

Todo ocurrió unos minutos después de las 13. A esa hora, empezaban a correrse las nubes de una jornada que amaneció gris y Roberto Rollié (64) planeaba salir en el auto. Había cruzado unas palabras con una vecina y tras abrir el portón del garage semi cubierto dejó su Peugeot 208 sobre la vereda, listo para pisar la calle para ir de compras.

El plan quedó ahí: “entraron a mi casa a robar cuando saqué el coche del garaje y lo detuve en la vereda. Pararon otro auto atrás. Eran cuatro ladrones armados que podían tener entre 20 y 40 años, con capuchas y barbijos. Bajaron enseguida y me obligaron a entrar a mi casa”, contó Rollié.

Según apuntó el vecino, “también metieron conmigo en casa a una vecina, con la que estaba conversando”.

No vio venir a la gavilla, pero los ladrones estaban atentos a los movimientos de la víctima. “Me interceptaron en la vereda, sin darme tiempo a cerrar el garaje. Me hicieron bajar del auto tras agarrarme del cuello por mi ventanilla. Me decían que no grite y que lo único que querían eran dólares”, indicó el vecino, jubilado de la actividad docente.

Ante la situación de crisis, Rollié intentó evitar el ingreso a la casa, pero no funcionó: “les pedí que no me hicieran nada. Les ofrecí el auto y me dijeron que no les interesaba”.

Según recordó, los delincuentes insistían con dinero en efectivo. “Nunca se sacaron. Me pedían plata y yo les decía que no me maten. `No te vamos a matar´ me decían”, apuntó el jubilado.

En ese sentido, analizó que “era un grupo que sabía actuar. No me golpearon ni me ataron. Ni siquiera tenían apariencia desprolija, se desenvolvieron como si fueran profesionales”, sostuvo.

Ya dentro de casa, también arrancaron un televisor, pero finalmente no se lo llevaron. El aparato quedó en el piso. El botín, según calculó la víctima, fue conformado con 30.000 pesos de su sueldo y 900 dólares. A eso sumaron los documentos que tenía en la billetera (tarjetas de crédito, DNI y tarjeta del auto, entre otros).

Todo duró apenas unos minutos. Los ladrones salieron a la calle, subieron al auto gris (se presume que sería marca Honda) y escaparon.

El contexto de inseguridad que denuncian los vecinos de esa zona explica, en parte, la presencia de cámaras de seguridad en varias viviendas y comercios. Las tiene Rollié y también sus vecinos.

En las charlas que se dieron por la tarde en la cuadra, apareció un dato que le llamó la atención al jubilado. La cámara de una vecina tomó un breve intercambio de palabras entre alguno de los delincuentes y un hombre que pasaba en una bicicleta.

La historia de los asaltos es larga en la zona. Según repasan en el vecindario, hace pocos días, a metros de la casa de Rollié, de la mano de enfrente, una vecina fue víctima de un asalto en el que le robaron a bici cuando salía de su casa.

Un poco más atrás, en una de las viviendas que ahora busca un poco de protección con cámaras, sufrieron una entradera con golpes y ataduras.

A unos 50 metros, está uno de los almacenes del barrio, que hace pocas semanas llegó a los 36 asaltos. Adentro, también hay cámaras, pero en el comercio admiten que los ladrones hasta las miran en tono desafiante.

En la vereda de ese comercio, el 20 de junio se realizó una reunión vecinal en la que se reclamó patrullaje policial en la zona como medida de prevención.

Seis días más tarde, la Policía detuvo, en esa misma esquina a dos sospechosos. Iban en una moto sin patente y al pedirles identificación, uno sacó un arma, según se informó. Se sospecha que iban a robar en la cuadra.

 

 

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