Rubén Chimenti

Edición Impresa

Causó un profundo pesar, sobre todo en los ambientes del Derecho, la muerte del abogado laboral y que fuera conjuez de la Suprema Corte, Rubén Chimenti. Tenía 92 años.

“Chiche”, como le decían en su entorno, nació en La Plata el 14 de julio de 1929. Nieto de inmigrantes italianos, fue el hijo único de Genaro Chimenti y María Scaramellini; su escuela fue el barrio y luego el Colegio Nacional, ámbitos donde estableció amistades que lo acompañaron toda la vida. En su juventud competía en carreras de posta para el Club Everton.

Mientras cursaba abogacía en la Universidad Nacional trabajaba en una Defensoría de Pobres y Ausentes y como en esa época el organismo poseía competencia civil y penal absorbió conocimientos de ambas materias. Ya recibido y casado con Myrian Jáuregui, su compañera por más de 62 años, renunció al Poder Judicial y abrió, con gran esfuerzo, su propio estudio, alquilando una oficina en el edificio del Colegio de Abogados. Finalmente, pudo adquirir una propia en la obra construida al lado para la Caja de Previsión para Abogados

Participó como abogado tanto en la faz pública como en la privada. Durante un período fue asesor legal en el ministerio de Trabajo, lo que le facilitó especializarse en Derecho Laboral. Dentro de esa rama representó a firmas de la industria de la construcción, la carne, plásticos y vidrios. Se desempeñó, además, como apoderado del Hospital Italiano de La Plata.

Asimismo, fue conjuez de la Suprema Corte de Justicia.

Supo defender a sus clientes con esmero y profesionalismo; y dejó su huella en los tribunales, litigando, pero sin perder el ánimo conciliador que siempre lo caracterizó.

Apasionado de la profesión y sumamente activo, fue consejero por el claustro de Graduados en la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP.

Participó también en la vida institucional del Colegio de Abogados de La Plata y contribuyó, en ese campo, al fortalecimiento de la colegiación.

Fue padre de cinco hijos (una maestra jardinera y cuatro abogados), y coronó la dicha familiar el nacimiento de cada uno de sus dieciséis nietos, a los que agasajaba en los asados de los domingos.

Las playas de Necochea eran su paraíso.

 

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE