Casi 1.300 muertos en Haití, que tras el terremoto sigue en busca de sobrevivientes

El sismo de magnitud 7,2 también dejó un saldo de unos 5.700 heridos. Angustias por las constantes réplicas

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LOS CAYOS

Tras una angustiosa noche de réplicas del potente terremoto que causó la muerte de al menos 1.297 personas en el suroeste de Haití, los residentes y el personal de rescate se esforzaban ayer con recursos limitados para encontrar sobrevivientes bajo los escombros.

Varias máquinas pesadas, camiones y retroexcavadoras se dedicaron a trasladar losas de cemento de los edificios derrumbados en la localidad de Los Cayos, cerca del epicentro del terremoto, a unos 160 km de la capital haitiana, Puerto Príncipe.

El sismo de magnitud 7,2 se produjo el sábado a unos 160 km de Puerto Príncipe, según los datos del servicio geológico de EE UU (USGS).

Al menos 1.297 personas murieron y más de 5.700 resultaron heridas, informaron los servicios de Protección Civil.

De la casa de dos plantas de Marcel François, en Los Cayos, solo quedan ruinas.

“Es gracias de Dios y también gracias a mi teléfono que estoy vivo, porque pude avisar a la gente de fuera dónde me encontraba”, dijo el joven de 30 años.

Su hermano menor, Job y los vecinos pasaron más de tres horas sacándolo de los escombros sin más herramienta que sus brazos.

“Iba en el autobús al trabajo cuando ocurrió el terremoto. Pude localizar a Marcel por teléfono, pero me dijo ‘ven a salvarme, estoy bajo el cemento’”, contó Job François.

Tras ser rescatado de entre los bloques de hormigón y los muebles rotos, con heridas en la cabeza, Marcel François fue trasladado inmediatamente al hospital en estado de shock, ya que no tenía noticias de su hija de 10 meses, que seguía atrapada entre las ruinas, y que finalmente fue rescatada sana y salva cuatro horas más tarde. Sin embargo, los esfuerzos de socorro para ayudar a las víctimas podrían verse obstaculizados a medida que se acerca la tormenta tropical Grace, con la posibilidad de que se produzcan lluvias torrenciales e inundaciones, según el Servicio Meteorológico Nacional de EE UU.

El ministerio de Salud envió personal y medicamentos a la península del suroeste, pero la logística de emergencia también se ve comprometida por la inseguridad que castiga a Haití desde hace meses.

La única ruta que une la capital con la mitad sur del país atraviesa en poco más de dos kilómetros el barrio pobre de Martissant, que está bajo el control de bandas armadas desde principios de junio, impidiendo la libre circulación.

Los pocos hospitales de las zonas afectadas tienen dificultades para prestar atención de urgencia.

El papa Francisco expresó ayer su “solidaridad” con el pueblo de Haití, diciendo que esperaba que la comunidad internacional se implicara en su favor.

Muchos países, como EE UU, República Dominicana, México y Ecuador, ya han ofrecido su ayuda enviando personal, raciones de comida y equipos médicos.

El primer ministro Ariel Henry, que declaró el sábado el estado de emergencia durante un mes en los cuatro departamentos afectados por la catástrofe, agradeció ayer a la comunidad internacional e hizo un fuerte llamado a la unidad nacional.

EL TRAUMA DE 2010

El país más pobre de América aún guarda en la memoria el terremoto de magnitud 7 ocurrido el 12 de enero de 2010, que dejó gran parte de Puerto Príncipe y las ciudades cercanas en ruinas polvorientas.

Más de 200.000 personas murieron y otras 300.000 resultaron heridas, mientras que un millón y medio de haitianos se quedaron sin hogar.

Los esfuerzos del país por recuperarse de la catástrofe se vieron frenados por la grave inestabilidad política. Once años después, la isla sigue sumida en una aguda crisis sociopolítica, con el asesinato del presidente Jovenel Moise el mes pasado. (AFP)

 

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