Reclamos por la falta de alfabetización de millones de alumnos en el mundo

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Al cumplirse jornadas atrás el Día Internacional de la Alfabetización, la directora general de la Unesco aseguró que más de 500 millones de alumnos de todo el mundo no pudieron aprender a leer y escribir -o empezar la escuela- por la crisis educativa que originó la pandemia del Covid-19, en una situación que, por cierto, constituye un inmenso paso atrás y que debe ser revertida allí donde se encuentre presente.

También remarcó que la crisis sanitaria “afectó con especial virulencia a quienes ya eran los más marginados, en particular a los 773 millones de jóvenes y adultos, dos tercios de ellos mujeres, que carecen de los rudimentos básicos de lectura y escritura”.

Asimismo se vieron perjudicados los 617 millones de niños y adolescentes que antes de la crisis no alcanzaban los niveles mínimos de competencia en lectura. “Este virus puso de relieve la importancia fundamental de la educación y la necesidad de acelerar nuestra labor”, dijo la directiva de Unesco.

Es comprensible que tales datos originen preocupación, mucho más si en algunos países, como Afganistán, “se está cuestionando el derecho fundamental de aprender a leer y escribir”, añadió.

Desde la Unesco se aludió al “inmenso poder que encierran la alfabetización y la educación”, poniéndose énfasis en los avances logrados en pocos decenios en aquellos países en donde se desplegaron eficaces planes alfabetizadores y educativos.

Se aludió asimismo a la denominada Alianza Mundial para la Educación, un programa diseñado a gran escala por el cual se imparte formación a cien mil educadores para que incrementen el mejor uso posible de las competencias digitales para consolidar la alfabetización.

Desde luego que, como efecto de la pandemia, el problema se vio replicado en nuestro país que canceló la presencialidad y durante casi un ciclo lectivo apeló al método de la enseñanza digital. Quedó en claro, sin embargo, que ese sistema no aseguró la igualdad educativa, al punto de que las autoridades provinciales anunciaron hace unos meses que se analizaba agregar los días sábados para aquellos alumnos que necesitaran recuperar contenidos.

Desde hace mucho tiempo -se puede hablar de décadas- fueron diversas y crecientes las carencias del sistema educativo, al que la pandemia sumó para todos el lastre de más de un ciclo lectivo sin clases presenciales. Retomar el vínculo perdido con sus colegios, sus docentes y compañeros, así como garantizar la integral alfabetización de todos los niños constituye un deber que el Estado debe cumplir a pleno.

 

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