La necesidad de reforzar el aprendizaje de casi 2 millones de alumnos en el país

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La admisión por parte del ministerio de Educación nacional, formulada anteayer, acerca de que en el sistema educativo de nuestro país hay más de 1.800.000 alumnos con dificultades en el aprendizaje, como corolario de más de un año con clases virtuales y que necesitan en forma imperiosa reafirmar su presencia en la escuela, no hizo más que confirmar lo advertido por numerosos especialistas y pedagogos, a la vez que obliga a las autoridades de todos los distritos a extremar esfuerzos para revincular a tantos chicos y adolescentes que estuvieron alejados de las aulas.

De acuerdo al ahora denominado “programa acompañar” presentado anteanoche por el ministro de Educación, Nicolás Trotta, son unos 1.800.000 alumnos los que necesitan reafirmar su presencia en la escuela, poder terminarla y ser acompañados en su trayectoria o revincularse porque se distanciaron por la pandemia.

Los estudiantes del nivel secundario son los más afectados y asistidos: más de un millón de este grupo que asisten a instituciones de gestión estatal tienen dificultades con la enseñanza escolar que trajeron la cuarentena, la educación remota y hasta el cierre de las colegios en el 2020.

Del total de estudiantes, el 54 por ciento pertenece al nivel secundario (1.014.414 adolescentes y jóvenes); el 40 por ciento, al nivel primario (751.446 niños); y el 6 por ciento, al nivel inicial (104.746 niños).

Según los últimos datos, de diciembre de 2020, 450.000 estudiantes del secundario habían tenido una nula o insuficiente participación escolar, de los cuales 190.000 tuvieron nulo contacto con el colegio.

No faltaron advertencias acerca de las graves implicancias que para el sistema educativo implicaba el cierre total de las escuelas por un período tan extenso. En septiembre de 2020 el Consejo Federal de Educación, advirtió que, a esa fecha, más de un millón de alumnos no había completado la trayectoria escolar.

El organismo también alertó entonces que, aún volviéndose a la presencialidad completa en 2021, al iniciarse el ciclo lectivo, entre un 35 y 40 por ciento del alumnado se podría encontrar en situación de deserción o abandono escolar. Esto es, se podrían caer del sistema educativo algo más de tres millones y medio de alumnos, abriéndose para ese sector de estudiantes las puertas del semianalfabetismo.

Tanto el Consejo como muchos especialistas aludieron como causas principales a la falta o deficiente conectividad de miles de estudiantes, a la carencia de equipos tecnológicos adecuados y al factor negativo que representa la existencia de familias en estado de desocupación laboral. Se ejemplificó con lo que ocurría en algunas provincias, donde más del 50 por ciento de alumnos y docentes carecen de acceso a internet por deficiencias de conectividad o falta de equipamiento.

Ya se ha dicho que nuestro país –y, por cierto, nuestra provincia- supieron tener una educación pública de excelencia, convertidas en modelo para otros países. Con posterioridad y por una multiplicidad de razones esa calidad se vio degradada y prontamente reflejada por crecientes índices de deserción y repitencia escolares –así como por un ostensible traslado de la matrícula hacia la escuela privada-, hasta llegarse a un extremo de déficit educativo oficial que debiera revertirse en el menor tiempo posible.

Debiera estar claro que si se cierran las puertas de las escuelas, se abren las del analfabetismo. En cambio, la capacidad intelectual de nuestra población, acompañada por firmes decisiones políticas de un Estado que no debiera dejar de ver este cuadro de situación, son resortes idóneos como para confiar en que podría resolverse en tiempos relativamente breves un problema que, como el de la educación pública, se ve insólitamente relegado, en perjuicio de millones de chicos que merecen la mejor de las enseñanzas.

 

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