Video: impunidad sin límites: usan una noche entera en un robo

La audacia e impunidad por un ataque delictivo cometido por una banda de ladrones en un negocio de Villa Elisa, quedó reflejada en un dato puntual y contundente. Según lo denunciado por el propietario, en base a lo que registró una cámara de seguridad de un local de la cuadra, los responsables del ataque entraron y salieron de su casa de comidas, situada en Arana y 12, durante casi nueve horas. En su mayor parte, en horarios nocturnos.

El propietario de ese local, Rubén Vallejos (46), reveló ayer a EL DIA que el penoso saldo de ese saqueo fue “casi 100.000 pesos en mercaderías que se llevaron, ya que vaciaron por completo las heladeras y el freezer. También comida hecha, piezas de muzzarella y paleta”.

También los intrusos se apoderaron de “entre 10.000 y 12.000 pesos que dejamos en la caja registradora, gaseosas, una pava eléctrica, herramientas de trabajo y un equipo de radio”, agregó.

“Inclusive -recordó- mi señora tenía un cajón lleno de productos de Natura, por entre 30.000 y 40.000 pesos”.

Para dar una cabal noción de la tranquilidad con que se manejaron los ladrones, Vallejos enfatizó que “vimos por la cámara de seguridad de la bicicletería, que está a unos metros de mi local, que estos tipos estuvieron robando entre las 10 y media de la noche del domingo hasta las 7 de la mañana del lunes”.

“Entraron y salieron toda la noche, pareciera que se turnaban para venir a llevarme las cosas”, acotó sin ocultar la bronca por las particulares características de este episodio de inseguridad.

“OFREZCO RECOMPENSA”

Vallejos explicó su indisimulable enojo aludiendo a dos aspectos.

Citó, por ejemplo, que “no nací con este negocio, trabajo desde que tenía 6 años y siempre me gané la vida decentemente”.

El dueño del local de comidas sostuvo que “ni con cámaras, alarma o rejas podés prevenir un robo”

Y, acto seguido, consignó que “también me da bronca que vengan a robar en mi local, cuando todos los días entran chicos a pedirme comida y les doy”.

Ahora, con el robo consumado, su necesidad de que se haga justicia es tan grande, que en forma paralela a la investigación policial, resolvió entregar “entre 5.000 y 20.000 pesos de recompensa”, a quienes le acerquen información precisa para dar con los responsables del golpe.

Esa voluntad la expuso, además, a través de las redes sociales.

Por lo pronto, sabe por la grabación de la cámara de seguridad que “al negocio entraron dos delincuentes, físicamente delgados, mientras que un cómplice, un hombre mayor, los esperaba en la esquina”.

“Hasta donde se pudo observar, llegaron y se fueron caminando”, señaló, aunque por el volumen de todo lo sustraído en su comercio, todo indicaría que estaban en algún vehículo estacionado o que iba cargando el botín para luego regresar por más.

También se estableció que para ingresar en la casa de comidas “primero rompieron un sector de alambrado de un terreno lindero, para llegar así hasta el fondo del local”.

“Luego arrancaron el extractor grande de la cocina y se metieron por ese hueco, que ya tapé con ladrillos y cemento”, refirió Vallejos.

En tanto, si bien mencionó que los delincuentes fueron captados por una cámara de seguridad, lamentó que “sus rostros no se ven bien porque están tomados a algunos metros de distancia”.

“ES LA SEGUNDA VEZ”

Asimismo, el comerciante no pasó por alto aludir a que “es la segunda vez que roban acá, el anterior fue hace un año y medio, también ingresando cuando estaba cerrado”.

En esa ocasión, también los ladrones causaron un destrozo para acceder al negocio. “Entraron por el ventiluz del baño. Tuve que poner luego una pared”, explicó.

Se mostró contrariado al hacer foco después en que “uno para trabajar debe poner cámaras, una alarma o rejas. Y ni así te garantiza que no te entren a robar”.

Y disparó que “la inseguridad es un negocio redondo. Por eso, al igual que la droga, no se terminará nunca. Intervienen fiscales, jueces y abogados en esto del delito”.

Cabe consignar que, hasta el momento, la investigación no posibilitó dar con el paradero de los escruchantes. En el barrio, se sospecha que no andan muy lejos, porque podrían ser de la zona.