Arribos que dieron letra: Aníbal, Manzur y la cigüeña
Edición Impresa | 26 de Septiembre de 2021 | 05:20

Alejandro Castañeda
afcastab@gmail.com
En medio de desmentidas, cambios, portazos y enojos, el anuncio del embarazo de Fabiola fue una vacuna para este Gobierno sobrepasado y para un Presidente acechado por una cigüeña cercana que siempre se lleva más de lo que trae. Y sobre todo para Olivos, que necesita algún arrorró de media tarde entre tanta serenata de reproches y lamentos.
Fabiola de alguna forma lo venía anunciando con sus gestos y sus salidas. Las madres en ciernes abrazan de una manera singular su panza y tienen una mirada de lejanía que transmite más presentimientos que curiosidad. Se las puede reconocer porque al acariciarse saben, mujeres al fin, que están haciendo dos tareas a la vez: avisarle al que viene llegando que siempre tendrá a mano esa caricia protectora; y decirle a los demás que ahora deberán empezar a mirarla diferente. El parte oficial fue escueto y sencillo, como debe ser. Tuvo el tino de evitar que el presidente, tan afecto a discursear sobre cualquier cosa, hablara. La ecografía del domingo 12 le avisó que el parto viene difícil y que lo mejor es ahorrar fuerzas y callarse. Festejar, hace tiempo que suena sospechoso.
Fabiola esta de diez semanas, dijo el parte médico. El embarazo obligará al Presidente a distanciarse por un segundo de una actualidad muy grave para poner atención sobre la gravidez casera de una primera dama que en otoño jurará como primera mamá. Siempre un hijo abre las puertas hacia un futuro inquietante y sublime. A Olivos le sentará bien este bebé presidencial que se está formando y que asumirá un mundo que ojalá lo reciba con poca pandemia y mejores indicadores. Va a ser el inquilino más mimado en una casona acostumbrada a nacimientos menos inocentes. Y pondrá a prueba el capital de ternura de una pareja que al parecer venia sobre ejecutando la partida de pasión matrimonial. La cigüeña pudo ingresar a Olivos gracias a esas puertas tan descuidadas que han dejado pasar otros pajarracos. Y se fue instalando allí, entre la lógica expectativa de unos padres que están dichosos y están complicados. Fabiola fue la que dio la noticia. Con fotos y sin palabras. La panza siempre ha sido la comarca visible de un amor maternal que de a poco, a lo largo de nueve meses de aprendizaje y amores, va perfeccionando la forma de poder articular juntos una nueva vida. Ella encontró allí su gabinete más deseado. Y para los más seguidores, se trata de un proyecto mayúsculo en plena gestación que podría atraer curiosos y votos. Por las dudas, los encuestadores ya empezaran a sondear la influencia del embarazo en las chances electorales. Olivos nunca ha sido un buen lugar para nacer. Al contrario. Pero esta preñez quizá imponga una pausa al bombardeo de estos días. Es una tregua que se va a ir procesando en diferentes bordes de la actualidad. El martes, mientras Fabiola apenas se acariciaba, Alberto abrazaba a cualquier gobernador que se le cruzara. Su plan como padre es poder recibir con otro escenario a su futuro hijo. Cuando el Presidente hablaba de renovación, sabía que tenía en casa un nombramiento que no lo sometería al escrutinio del Instituto Patria. En una misma semana, él y Fabiola repartieron despidos y bienvenidas. Repatrió viejos ministros, confirmó a unos y echó a otros En esa casona donde casi todos mienten, esa mami futura vino a exponer su verdad indiscutible y a desconcertar la dialéctica de una confrontación cotidiana. Con este advenimiento seguramente esperan poder dejar atrás la red de nombramientos y renuncias. Ese hijo que crece es una certidumbre que avanza seguro entre tantas marchas atrás y dudas. Llegará en otoño, pegado a la teta de su madre y hará sentir su llanto cerca de esos salones donde la teta del Estado se cansó de alimentar a grandotes hambrientos.
La cigüeña ya prepara su equipaje para darle un alegrón a este presi cabizbajo que será reelecto como padre. Transformadas en pura alegoría, ellas con su vuelo le suman alas a las ilusiones de Olivos. Hoy, mientras Alberto tiene la dudosa esperanza de que en noviembre otra cigüeña traiga una sorpresa en el pico, Fabiola sigue en la dulce espera, aunque lo de dulce va a depender de lo que diga la ecografía del 14.
La ecografía del domingo 12 le avisó que el parto del 14 de noviembre viene difícil
Un Presidente acechado por una cigüeña cercana que siempre se lleva más de lo que trae
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