Retorno a los altos niveles de cirugía de trasplantes de órganos en nuestro país
Edición Impresa | 9 de Enero de 2022 | 04:11

La información ofrecida por el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) sobre los trasplantes realizados durante el año 2021, en el que reportó un ostensible incremento de ese tipo de operaciones cardíacas, hepáticas, renopancreáticas, pulmonares, hepatorrenales y pancreáticas, entre otras, sirve también para revalorizar lo que resulta ser un sostenido avance que experimenta este tipo de operaciones en nuestro país.
Para ello confluye la influencia de marcos legislativos que resultaron sumamente positivos y, desde luego, el notable progreso de la medicina, así como el mayor grado de concientización que existe en la sociedad.
Si bien es cierto que la primera comparación se realiza con el año 2020, en el que a raíz de la pandemia desatada en marzo se suspendieron casi todas las cirugías, las cifras alcanzadas en los últimos meses de 2021 fueron similares a la de los últimos meses de 2019, “año en el que se alcanzó el récord histórico de donantes y trasplantes”, dijo ahora el presidente del Incucai.
Los trasplantes fueron posibles gracias a 1.004 procesos de donación, 629 procesos de donación de órganos y 375 de córneas, realizados en todo el territorio nacional: Buenos Aires (302), Misiones (98), Mendoza (96), Santa Fe (88), Córdoba (75), Ciudad Autónoma de Buenos Aires (68), Corrientes (53), Entre Ríos (41), Tucumán (39), Neuquén (23), Jujuy (23), Santiago del Estero (20), Salta (18), Río Negro (16), San Juan (8), Tierra del Fuego (7), Chaco (6), La Rioja (5), Formosa (5), Chubut (4), La Pampa (4), San Luis (2), Catamarca (2) y Santa Cruz (1).
Luego de una larga época de marchas y contramarchas, en la que incluso se originaron controversias científicas y de naturaleza ética, lo cierto es que a partir de la sanción en 2006 de la llamada ley nacional del donante presunto -según la cual todo ciudadano mayor de 18 años de edad es considerado donante, a menos que declare en forma expresa su intención de no serlo- significó un adelanto trascendente, más allá de que la misma ley establece que los familiares sean consultados y que deberán dar testimonio sobre la última voluntad de la persona fallecida.
Esta suerte de condicionamiento del mandato contenido en la ley del donante presunto no alcanzó, sin embargo, a impedir que, a poco de que la norma comenzara a regir en forma efectiva, se hubiera experimentado en las distintas estadísticas oficiales un crecimiento en la disponibilidad de órganos y, subsiguientemente, de los trasplantes realizados en el país.
Tal como lo confirmaron los especialistas, la ley del donante presunto colocó a la Argentina entre los países líderes, que cuentan con los mayores niveles comparativos en donaciones y trasplantes.
La experiencia argentina, exitosa en los últimos años y, además, reveladora del alto espíritu solidario de sus habitantes, obliga entonces a no dejarse estar y a profundizar por este camino. De allí la importancia de poner de relieve estos nuevos casos que producen conmoción y que están pendientes en nuestra ciudad.
Al margen de ello, es evidente que, como se ha dicho, el mayor déficit reside en la falta de suficientes campañas encaminadas a exhibir los enormes beneficios sociales que apareja la donación de órganos. El Estado debiera redoblar esfuerzos en este sentido.
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