Hartazgo y bronca en Villa Argüello por la inseguridad

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Cansados de tener que lidiar con una alarmante ola de violentos asaltos cometidos mayormente por “gente de otra zona”, los vecinos de Villa Argüello mantuvieron ayer una reunión con autoridades policiales de la localidad y con referentes del área de Seguridad del Municipio de Berisso en la que se planteó la situación a la que se enfrentan y para reclamar medidas inmediatas para ponerle freno al constante asedio de la delincuencia.

La reunión, según pudo averiguar este diario, se concretó ayer, a las 19 horas en la parroquia San Miguel Arcángel, justo al lado de la comisaría cuarta de esa ciudad.

Un funcionario municipal, que llegó tarde con aviso al cónclave, ya que venía de atender a vecinos de Villa Progreso, se encargó de recepcionar en persona los pedidos de los frentistas que se mostraron muy ofuscados por la situación que atraviesa el sector con hechos que son cada vez más violentos.

En este sentido expusieron su hartazgo por la “situación de abandono” que padecen que, según explican los vecinos, se ve potenciada por la falta o mal funcionamiento de luminarias y el deplorable estado de las calles desde 125 sentido al centro de Berisso.

Una vecina contó a este diario que hicieron especial hincapié en que todas estas carencias contribuyen a que los ladrones puedan actuar con un alto nivel de impunidad.

“Siempre se salen con la suya porque los policías no los pueden perseguir. Ellos están mejor preparados incluso con motos de alta cilindrada”, especificó la vecina.

También remarcaron la falta de recursos que padece la policía para poder llevar adelante su labor.

“Nos enteramos que el otro día que dos policías salieron a perseguir a un ladrón corriendo. Qué le podemos exigir a estos muchachos si ni siquiera cuentan con herramientas suficientes para hacer su trabajo. Falta que los manden a la calle sin arma. No estamos muy lejos de eso”, expuso la mujer.

Destacó además que por este escenario de constantes delitos, el ritmo del barrio ha cambiado drásticamente. “A las 7 de la tarde ya no queda nadie en la calle. Las despensas cierran a esa hora. Una, porque a esa hora no va más nadie a comprar. Y otra porque temen que les roben. Así que todo se tiene que hacer después de la hora de la siesta”, apuntó.

Los vecinos hicieron un enérgico pedido a las autoridades para que les devuelvan la tranquilidad que supo tener en algún momento esta zona. “No podemos seguir escondiéndonos”, expusieron.

 

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