Una maravilla carente de sentido

Edición Impresa

Alejandro Castañeda

afcastab@gmail.com

¿Por qué nos fascina tanto el deporte? Mike Marqusee, escribió alguna vez que antropólogos, sociólogos, psicoanalistas, políticos y empresarios pueden verlo cada uno a su modo: rito que reproduce normas sociales, significante, sublimación del deseo sexual, ocio que mantiene fuerza de trabajo productiva, constructor de naciones, válvula de escape o mero negocio. Pero el deporte, según Marqusee, es “maravillosamente carente de sentido”. Excede cualquier función social que se le asigne. Medio y fin en sí mismo, el deporte “puede entonces ser llenado por el espectador con todo tipo de significados”. Absorbe cualquier deseo o emoción concebible, toda interpretación proyectada. “A veces, en un momento tenso de un partido importante, podés sentir vastas corrientes oceánicas de deseos, temores y esperanzas”. Porque “no somos solamente consumidores”. Mirar un partido -nos dice Marqusee- no es un proceso pasivo, sino que involucra nuestra imaginación, nuestra interpretación y nuestra memoria”.

SE HACIA ECHAR

El futbolista tiene dos vidas públicas: una dentro de la cancha, otra fuera. Hugo Sánchez, ese gran jugador mexicano, recibió unánime aceptación por su contundencia goleadora, pero lejos del la cancha, no contó con el mismo aprecio. Tuvo un ego fatal y los que lo conocieron bien dicen que “a veces se hacía expulsar para ver cómo era la cancha sin él”. (Juan Villoro, en Los Once la tribu)

Qatar 2022
Mundial

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE