Juan Villoro, en los once de la tribu
Edición Impresa | 19 de Noviembre de 2022 | 04:38
“Cuando los héroes numerados saltan a la cancha, lo que está en juego ya no es un deporte. Alineados en el círculo central, los elegidos saludan a su gente. Sólo entonces se comprende la fascinación atávica del fútbol. Son los nuestros. Los once de la tribu”
El hincha le da poca importancia a los sufrimientos de los jugadores porque apenas puede con los suyos. ¿Cuántos goles de último minuto puede sobrevivir un corazón adicto? La eternidad dura un gol
En un partido promedio los goles ocupan un tiempo brevísimo. Los 88 minutos restantes son un tiempo de especulación, siempre ronda un peligro inminente. Es difícil pensar en otro juego tan cargado de fuerza potencial y tensiones emocionales donde la meta se alcance tan pocas veces.
EL TIEMPO SE ALTERA
La frase de Fernando Marcos, “El último minuto también tiene sesenta segundos”, revela que es un deporte que se sustrae al orden de la ciudad y altera su sentido del tiempo.
Frase de un hincha mexicano del Nexaca después de perder otra final: “O no sabemos rezar o Dios no le va al Nexaca”
Villoro: “Escoger un equipo es una forma de decidir los fines de semana (…) El futbol necesita tiempo y motivaciones exteriores para que los equipos se odien con precisión histórica”.
LE DAN LA ESPALDA A TODO
Elías Canetti: Las gradas en anillo hacen que el público se vea a sí mismo. Hacia afuera contra la ciudad, la cancha ofrece una muralla inanimada. Hacia adentro levanta una muralla de hombres. Todos los presentes dan su espalda a la ciudad. Se han desprendido del orden de la ciudad, de sus paredes, de sus calles. Durante su estancia en la cancha no les importa lo que pasa en la ciudad. Dejan allí la vida de sus relaciones, de sus reglas, de sus usos y costumbre. Su estar juntos en gran número está garantizado por determinado tiempo, su excitación les ha sido prometida pero bajo una condición muy especial: la masa debe descargar todo hacia adentro.
Alejandro Castañeda
afcastab@gmail.com
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