El lado B del “dólar soja 2.0”: impulsará los pasivos remunerados del Banco Central
Edición Impresa | 29 de Noviembre de 2022 | 02:14

Leandro Gabin
eleconomista.com.ar
El “dólar soja 2.0” que oficializó el Gobierno, si bien es un aumento de divisas para las reservas (se estima que US$ 3.000 millones), tiene una consecuente inyección de pesos para comprar esos dólares y la necesidad del Banco Central de absorberlos aumentando los pasivos remunerados a niveles preocupantes.
El nuevo tipo de cambio al que se le permitiría liquidar se ubicaría entre $230, que equivaldría al anterior tipo de cambio ($200) ajustado por la inflación.
Las estimaciones del Gobierno apuntan a un piso de liquidaciones de U$S 3.000 millones en apenas un mes y algunos días, que inclusive podría ser superado como sucedió en septiembre.
Tomando el porcentaje promedio de reservas que pudo retener el Banco Central en la anterior experiencia del “dólar soja” (65 por ciento), las reservas del Banco Central aumentarían por lo menos US$ 2.000 millones, según Delphos Investment. Por ende, habría una emisión mínima de $500.000 millones y si se cumple lo que dijo Sergio Massa (acumular US$ 3.000 millones) serían $700.000 millones.
Esta emisión debería ser reabsorbida por el Banco Central, lo que llevaría a los pasivos no monetarios a superar los $10 billones a principios de enero, según Delphos.
“El incremento del déficit cuasifiscal es la principal consecuencia negativa del dólar soja II para el Banco Central a corto plazo”, dice.
Fragilidad financiera
Los analistas de Portfolio Personal Inversiones (PPI) también alertaron que habrá consecuencias monetarias por el dólar soja en un momento de fragilidad en la deuda en pesos y donde los dólares financieros parecen despertarse. En concreto, explica la Agente de Liquidación y Compensación Integral (AlyC), tanto la expansión de Base Monetaria (BM) como la emisión sin respaldo (diferencia entre el aumento de reservas y de la BM) sería menor a la derivada del programa anterior por 1,45 por ciento y 0,5 por ciento del PIB, respectivamente.
“Para tener en cuenta, el escenario de un dólar soja a $230 con 8 millones de toneladas liquidadas derivaría en una emisión monetaria por 0,88-0,94 por ciento del PIB y una pérdida patrimonial del Banco Central por 0,3-0,35 por ciento del producto”, advierten.
Inyección de pesos
El Banco Central ya viene inyectando pesos por otra vía, que es la compra de títulos públicos en pesos. La emisión por compra de activos en el mercado secundario ascendió a $92.000 millones en las últimas 6 ruedas y supera los $300.000 millones desde el 12 de octubre, según GMA Capital. La presencia oficial no sólo se concentra en instrumentos a 2024, con el fin de contener la tasa forward, sino que también se visualiza sobre activos más cortos.
¿Presión asegurada para el dólar? GMA remarca que el valor del CCL estaría varios escalones por debajo del promedio en términos constantes desde la irrupción de la pandemia. Este análisis, que contempla el tipo de cambio real multilateral (TCRM) ajustado por la brecha cambiaria, indica que el precio de $326 no solo es un 10 por ciento inferior a la media de $364, sino que además está por debajo de un desvío estándar ($328).
“Más allá de la dinámica de corto plazo, asumiendo que existe reversión a la media, por este lado la cotización tendría más razones para subir que para bajar”, apunta.
Además, la inflación argentina (y la de los principales socios comerciales) dejó los picos de estrés cambiario de los últimos años en umbrales elevados. Recuerda que la corrida de octubre de 2020 puso el CCL en una zona de $507 a precios de hoy vía el TCRM, mientras que las tensiones de julio pasado dispararon al dólar hasta un valor de $430 de hoy. “Es decir, en el hipotético caso de repetirse dinámicas cambiarias de overshooting como las mencionadas, el CCL debería escalar entre 31 por ciento y 55 por ciento desde el nivel actual”, avisan.
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