“El fin del amor”: en busca de un nuevo código para el romance y el sexo
Edición Impresa | 4 de Noviembre de 2022 | 03:14

Hace tres años, Tamara Tenenbaum decidió contar las experiencias de su vida, su crianza en la comunidad judía ortodoxa, sus relaciones románticas en el siglo XXI, en un ensayo sin tapujos que revelaba las formas en que el feminismo la había ayudado a caminar hacia la emancipación, y a la vez las tensiones, las preguntas y las dudas, que surgían mientras daba cada nuevo paso.
El ensayo, titulado “El fin del amor”, fue un éxito: resultó que toda una generación se estaba haciendo sus mismas preguntas sobre cómo ser mujer, cómo amar, cómo explorar la sexualidad y cómo convivir en pareja en tiempos donde el amor romántico, con sus roles establecidos y su naturalización de ciertas expectativas, estaba en crisis.
Esas mismas preguntas llegan ahora a la pantalla: protagonizada por Lali Espósito y creada por Erika Halvorsen, la serie “El fin del amor”, que cuenta con Tenenbaum como guionista, se estrena hoy en Amazon Prime Video. Una adaptación que implicó, claro, trasladar lo que era ensayístico al terreno de la ficción, creando “una nueva obra”, dice Tenenbaum, en diálogo con EL DIA.
La serie es una adaptación del ensayo del mismo nombre que fue best-seller
La protagonista, Lali, encarna a Tamara Tenenbaum. Y Tamara es periodista, como Tenenbaum, navegando la vida mientras se hace preguntas existenciales sobre todo aquello que le acontece. También esta Tamara se cría en una comunidad judía, y descubre cómo esa crianza ha atravesado su forma de ver el mundo, de la misma manera que la formaron los códigos hegemónicos sobre el amor y los vínculos.
Pero esa Tamara de ficción es un personaje, y lo que le ocurre no es necesariamente un espejo de las vivencias de Tenenbaum, la autora real: “Lo que sirve se usa… y lo que no pasó se inventa”, dice Halvorsen, sobre cómo se mezcla en la serie lo biográfico y lo ficcional. “Todo fue escrito en función de un personaje que nos interesara escribir, que nos pareciera divertido de ver, de querer, de odiar”, agrega Tenenbaum, al respecto.
Es que cuando se pusieron manos a la obra para crear la ficción, de diez episodios, “pensamos en una nueva obra. Se lleva muchas cosas del libro: un tono, un par de mundos, temas, discusiones”, dice la escritora, pero siempre tuvieron en cuenta “qué de todo eso nos servía para construir una ficción que estuviera buena, sin estar atados a la estructura del libro o a cuestiones que nos llevaran a lugares más solemnes: no creo que el libro sea solemne, pero algunas cosas las pasás de registro, y lo que por escrito no era solemne, puesto en una voz en off si lo es…”
Halvorsen intercede: para ella era importante trasladarse al terreno de la ficción, a “las aventuras y desventuras” de Tamara, pero también “lograr que la serie tenga una voz de ensayo”. Por eso, “Tamara como personaje experimenta, se lanza a la libertad, le pone el cuerpo… pero hay una parte que está disociada, que genera reflexión, pensamiento. El personaje, además de ir experimentando, viviendo su crisis, va produciendo pensamiento”, y esos pensamientos, en la serie, no son una voz en off pero sí los transmite en “columnas que escribe, mensajes de voz que le manda a sus amigas”.
La idea, dice Halvorsen, era que esas reflexiones funcionaran como el resumen de las vivencias de una generación, de la misma forma en que el libro se convirtió en mucho más que una reflexión sobre una vivencia personal: un ensayo sobre las formas y modos románticos de toda una generación, sobre explorar las diferentes maneras afectivas que se desarrollan en una relación, desde el ideario del amor romántico hasta la monogamia y el poliamor, sobre defender que la pareja no es el centro de todo.
ENTRA LALI
Entre las impactadas por el texto, de hecho, estuvo Halvorsen: la showrunner leyó el libro y enseguida convocó a Lali para adaptarlo a la pantalla. Lali, cuenta, fue tanto una decisión artística como estratégica.
“Lo que pasa con las historias de mujeres contadas por mujeres, es que te bajan un poco el precio. Los hombres que toman las decisiones en la industria te mandan al bajo presupuesto, dicen que es muy de nicho”, explica Halvorsen. Y “Lali era una llave para poder hacerlo a lo grande”.
A la vez, “yo venía hablando con Lali de las historias que se venían contando, de las historias que yo quería contar, incluso de los proyectos que le llegaban. Sabía que estábamos alineadas en el tipo de proyectos al que nos queríamos subir: cuando uno elige un proyecto, elige darle mucho de uno, por un tiempo largo, es más que una pareja. De hecho me duran mucho más”, se ríe la directora de “El hilo rojo”.
“Cuando escribimos la serie, pensamos en una nueva obra. Se lleva muchas cosas del libro: un tono, un par de mundos, temas, discusiones, pero pensamos qué de todo eso nos servía para construir una ficción que estuviera buena”
Tamara Tenenbaum,
Guionista y autora de “El fin del amor”
Por eso, apenas leyó “El fin del amor” “le mandé un audio a Lali y le dije que lea el libro”. Lali se subió enseguida: “Es un tipo de pacto que en la industria sorprende: no es que firmamos una carta de intención, yo tenía ese sí de Lali en un mensaje de voz, y así fuimos las tres a venderla, en bloque, y desde ese momento es un proyecto que levantamos las tres”.
Comenzaron una búsqueda de “los aliados correctos” que los llevó a la ganadora de Canneseries Leticia Dolera, que actúa y dirige el primer bloque de episodios. También dirigen Constanza Novick y Daniel Barone, y las cabezas de área son en su mayoría mujeres. “En la búsqueda de las cabezas de equipo teníamos en mente” la importancia de que esta historia de mujeres fuera contada por mujeres, dice Tenenbaum, “pero a la vez tampoco era una restricción”.
Al respecto, de hecho, dice Halvorsen que creció con las ficciones de Daniel Barone: “¿No lo voy a llamar por ser varón? No… Hay que romper el binarismo en todo sentido, esta serie es sobre mujeres y está hecha por mujeres, pero es una serie para todos. Nunca planteamos que una serie protagonizada por varones y contada por varones, es para varones”.
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