El trasnochado regreso a “casa” de los argentinos
Edición Impresa | 11 de Diciembre de 2022 | 04:25

Por MATÍAS MARCILESE
Desde Qatar
El icónico Lusail lucía de manera brillante para una nueva jornada de Copa del Mundo. Una noche para andar con pantalón largo y buzo, o mínimamente con algo sobre los hombros. Similar a una de esas noches en la costa Atlántica argentina, donde en el día se puede disfrutar de la playa pero por la noche la temperatura baja considerablemente.
Los hinchas aportaron color en las adyacencias del estadio/ AFP
En la previa de los cuartos de final de Argentina – Países Bajos, las pantallas adyacentes al estadio mostraban la acción entre brasileros y croatas. Y la noche parecía venir derecha cuando el partido fue a suplementario, mucho más aún cuando los penales posicionaron a europeos en semifinal y a sudamericanos a casa.
El Metro tuvo que estirar su horario a la fuerza. Algunos hinchas llegaron a “casa” a las 5 AM
A las 22, hora qatarí, el pitazo inicial puso en marcha la ilusión albiceleste, alimentada lógicamente con los goles de Nahuel Molina en el primer tiempo y Lionel Messi en el segundo. El clima de las tribunas era festivo, pero menos efusivo que en partidos anteriores. Mucho tiene que ver el estadio, al q ingresaron 88 mil espectadores y en escenarios diferentes, hubo 45 mil argentinos. En lugares de menos capacidad el aliento se sintió mucho más. En Lusail se pierde entre la multitud que no solo va a alentar a Argentina, sino que disfruta de un evento internacional.
Con el correr de los minutos, los neerlandeses emparejaron y todo se estiró más de lo planificado. Y ahí es donde comienza, a mi entender, el falló que tiene la organización en cuanto a horario se refiere.
Lautaro Martinez puso cifras definitivas cuando el reloj marcaba la hora 01.15 de la madrugada del sábado. La fiesta de las tribunas no entendía de horarios y los argentinos habían desatado el subibaja de emociones en un partido histórico.
Los colores en la piel / AFP
Todo se comenzó a complicar a la salida, cuando luego de los festejos y comentarios posteriores al partido, el público quiso emprender el regreso a sus alojamientos. Hay que tener en cuenta que Lusail se encuentra a 20 km del centro de Doha. Y a 35 km del alojamiento Barwa, el principal de los argentinos.
El metro y los buses especiales de FIFA circulan hasta las 3 de la mañana y estábamos pisando las 2 y media, cuando aún las colas eran interminables para salir del predio del estadio. Lógicamente y debido a la gran cantidad de público, colapsó el metro y mucho más aún pasadas las 03.00 cuando los buses dejaron de circular y a la gente no le quedó otra opción que regresar en metro. Que estiró a la fuerza su horario de cierre. A pesar de la buena frecuencia, había que desagotar mínimamente 40 mil personas que aún estaban en Lusail.
Ella no se lo perdió / AP
Este defecto organizativo, hizo que la gente no solamente viaje incomoda en transportes desbordados, sino que llegue a cualquier hora a su lugar de hospedaje. Para tener en cuenta, argentinos que se alojan en barrios de Doha como The Pearl, Al Garrafah o Misheireb llegaron entre las 3 y 4 de la madrugada del sábado. Pero el mayor cúmulo de compatriotas que duermen en Barwa, pudieron llegar alrededor de las 05.00, cuando el sol se hacía presente en Doha.
La vuelta a casa para los argentinos fue de madrugada pero felíz. Si bien nada pudo empañar la fiesta ni la alegría albiceleste, lo cierto es que la FIFA debería poner el foco en los horarios de partido, que con suplementarios y penales terminan demasiado tarde pensando en la llegada del público a su lugar de residencia, pero también para el físico de los verdades protagonistas de esta historia que son los jugadores.
Con Di María en la cabeza / AP
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