VIDEO. “Ordenador” del PJ: el Presidente no se baja de 2023

Celebró los 3 años de gestión, a pesar del “vacío” que le hizo gran parte del Frente de Todos. Fue como una respuesta a los gobernadores, tras el renunciamiento de Cristina

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Por EMILIANO RUSSO

efrusso@eldia.com

Con una puesta en escena que no logró disimular notables ausencias que dan cuenta de la falta de apoyo que tiene en el Frente de Todos, Alberto Fernández encabezó el acto para reseñar lo que considera han sido los logros de sus tres años de gestión donde, además, dejó en claro que pretende meterse en la pelea para ser el “ordenador” de la propuesta electoral del oficialismo en 2023. El mensaje, con todo, pareció surgir en respuesta al armado que comenzaron a construir los gobernadores peronistas y los jefes de la CGT ante el probable corrimiento de Cristina Kirchner con vistas a los futuros comicios.

“Garantizo que voy a ponerme al frente para ordenar nuestra fuerza política, vamos a ganar unidos, sin exclusiones, para que en diciembre del 2023 el o la presidenta que asuma sea uno de nosotros”, enfatizó el jefe de Estado al finalizar su discurso del encuentro realizado en el Parque Colón, detrás de la Casa Rosada. Nuevamente la portavoz Gabriela Cerrutti fue la mentora de la logística del evento, al igual que la jura de las ministras de Desarrollo Social, Trabajo y Mujeres realizada hace dos meses, pero esta vez hubo sillas vacías y una llamativa carencia de figuras del FdT.

La ausencia más notoria fue la de Cristina Kirchner, invitada a la conmemoración de los tres años del que, como aseguró Alberto Fernández, también “es su gobierno”. Sólo estuvo presente un gobernador, el tucumano Osvaldo Jaldo -sentado junto al jefe de Gabinete, Juan Manzur, futuro compañero de fórmula en los comicios provinciales- y entre los pocos intendentes, se contó a Andrés Watson (Florencio Varela), único representante del Conurbano.

SIN WADO NI MASSA

El gabinete también estuvo incompleto: a los leales Victoria Tolosa Paz, Santiago Cafiero y Gabriel Katotopids se le contrapuso la ausencia del camporista Wado de Pedro, que en ese momento se encontraba con “temas de agenda” dentro de la Casa de Gobierno y de Sergio Massa, que permanecía en su oficina del 5° piso del Palacio de Hacienda, a solo una cuadra de distancia.

Frente a las duras críticas de la oposición por la actual crisis devenida de un proceso de alta inflación, y a las propios cuestionamientos internos, el jefe de Estado decidió realizar un acto para reivindicar su gestión pero también para intentar no quedar alejado del futuro armado que se dará el peronismo para llegar competitivo a los próximos comicios nacionales.

Fue en medio de este mar de ausencias, en el que Alberto Fernández hizo mención a los pocos dirigentes presentes. Cuando habló del trabajo conjunto con los gobernadores, mencionó a “Osvaldo” (Jaldo) y, al hacer notar la importancia de las paritarias, citó a “Héctor” Daer y “Carlos” Acuña, ambos co-secretarios generales de la CGT, y a Hugo Moyano. La central obrera pareció ofrecer una representación “protocolar” luego de la decisión de negociar una mesa política que ponga “al peronismo en marcha” sin la participación del Presidente.

Según el análisis del jefe de Estado, el supuesto éxito de las políticas públicas son insonorizados por los medios de comunicación, uno de los blancos de su discurso al igual que la Justicia, ya que que volvió a cuestionar el polémico viaje de jueces, funcionarios porteños y empresarios a la estancia patagónica del magnate británico Joe Lewis.

Para intentar apuntalar su relato, el jefe de Estado volvió a insistir que el año próximo la Argentina crecerá al menos “un 3%” completando un período de tres años seguidos de incremento del PBI, algo “que no ocurría” desde los tiempos de Néstor Kirchner. Se diferenció, no obstante, del kirchnerismo y de los gobernadores en su defensa de las PASO, como ordenadoras del oficialismo y como una suerte de blindaje ante posibles fugas de dirigentes desencantados con la “lapicera” de Cristina.

También se hizo eco de las críticas que recibe por ser “un presidente que no grita ni golpea la mesa” y argumentó que prefiere ejercer el “liderazgo no sobre un escalón más arriba del pueblo sino junto a él”, en un claro cuestionamiento a la Vice.

En su entorno aseguran que su pretensión de ser armador del FdT no va en respuesta a la mesa política que se empezó a construir el pasado lunes en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) sino que “es un reclamo que surge desde esas reuniones: los gobernadores y CGT le piden a Alberto que ordene la unidad del peronismo”. Claro, aún hoy entre los integrantes de su mesa chica aspiran a que el jefe de Estado vaya por su reelección y consideran que el nuevo contexto político, con el renunciamiento de Cristina, le abriría una nueva oportunidad.

El presidente Alberto fernández recibió a Moyano padre en la Casa Rosada depués del acto / Twitter

Pero no es lo que piensa la mayor parte de la dirigencia de la coalición oficial.

El “vaciamiento” que le hizo la mayor parte del peronismo a un acto en el que el Presidente intentó validar su Gobierno, del que por ejemplo la Vice reniega ser parte, es un síntoma de la soledad en la que se encuentra. Antiguos aliados, como el grueso de la CGT o los dirigentes de los movimientos sociales, tampoco dan respaldo al primer mandatario para intentar su reelección.

La multiplicidad de “mesas políticas” en el oficialismo, los intendentes del Gran Buenos Aires ya están armando reuniones regulares para intentar influir en los comicios de la Provincia, dan cuenta de un vacío de poder en la coalición oficial. Es que para muchos referentes del FdT la futura elección nacional, salvo “un milagro económico”, estaría perdida. Nadie duda que este contexto adverso influyó en la tempranera decisión de Cristina de dar un paso al costado en 2023.

 

Alberto Fernández

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