Alberto se muestra como el “armador” en 2023, pero el FdT camina hacia otro lado
Edición Impresa | 30 de Diciembre de 2022 | 04:41

Por EMILIANO RUSSO
Si bien Alberto Fernández asegura a sus íntimos que tiene la convicción para “ponerse al frente de una mesa electoral” que defina la estrategia del Frente de Todos, gobernadores, intendentes, sindicalistas y hasta dirigentes sociales debaten un plan para volver “competitivo” al peronismo en 2023 sin incluir al Presidente.
Tampoco el armado político que nació hace un mes en la sede del Consejo Federal de Inversiones (CFI), que en ese momento juntó a mandatarios provinciales y a la mesa chica de la central obrera, tiene en cuenta a Cristina Kirchner, corrida de la discusión electoral al sentirse “proscripta” por la Justicia, ni a La Cámpora.
De hecho, la agrupación conducida por Máximo Kirchner fue blanco de mordaces comentarios durante el encuentro celebrado el miércoles por la tarde en la sede del gremio de la Sanidad, donde el cotitular cegetista, Héctor Daer, recibió a intendentes bonaerenses como Jorge Ferraresi (Avellaneda), Fernando Espinoza (La Matanza), Gastón Granados (Ezeiza), Juan José Mussi (Berazategui), Federico Achaval (Pilar), Julio Zamora (Tigre) y Santiago Maggiotti, en uso de licencia en Navarro y actual ministro de Vivienda, entre otros. Fue una continuación de la mesa política nacida en el CFI y tuvo nuevamente a Gerardo Martínez (Uocra), como uno de sus articuladores.
Se registraron algunos cruces pero la mayoría coincidió en rechazar que sea la “lapicera” de Cristina y Máximo Kirchner la que defina las listas de candidatos en Provincia. “Acá no hay conductor así que mientras no surja un liderazgo somos todos conductores”, graficó un jefe sindical consultado. Horas después aparecieron pintadas en algunos distritos del GBA con leyendas dirigidas al actual titular del PJ bonaerense: “El peronismo no es hereditario”.
Las críticas a los dirigentes camporistas surgen en paralelo a la presión que vienen ejerciendo algunos jefes comunales para garantizarse el control en su territorio y limitar las aspiraciones de los dirigentes surgidos de la agrupación kirchnerista.
La denominada liga de intendentes peronistas se está haciendo escuchar y en las últimas horas comenzó a fogonear la candidatura de Martín Insaurralde a gobernador para que, eventualmente, compita con Axel Kicillof en una PASO. El pasado lunes hubo otro encuentro en el que funcionarios como Fernando “Chino” Navarro y otros dirigentes del Movimiento Evita respaldaron la posible postulación del licenciado intendente de Lomas de Zamora.
Es en este marco en el que se multiplican distintas mesas de discusión política dentro del peronismo. Pero ninguna tiene en cuenta a Alberto Fernández como un eventual timonel pese a que, en privado, sigue insistiendo en sus ganas de encabezar una “mesa electoral” que ordene las candidaturas del FdT en 2023. Optimista, dice recibir encuestas que mostrarían un repunte en el nivel de aprobación a su gestión. Sin embargo, esta semana se conoció un sondeo de Management & Fit que ubicó al oficialismo con un 26,9% de adhesiones, 3,2 puntos menos que lo registrado en noviembre pasado.
Lo cierto es que el jefe de Estado no logra reunir ningún acompañamiento a su pretensión de, al menos, mostrarse como “organizador” de la estrategia electoral del oficialismo. “No tiene fuerza para liderar”, opinó uno de los asistentes al encuentro en Sanidad y también cuestionóa una administración que por no haber podido controlar la inflación terminó condicionando las chances electorales del Gobierno.
En lo queda del denominado “albertismo residual” defienden la intención del Presidente de ocupar un rol preponderante en el armado electoral de la coalición oficial. “No hay construcción de unidad en el FdT sin Alberto y Cristina”, opinó un funcionario con despacho en Balcarce 50.
Pese al mensaje ambiguo que la Vice ensayóen Avellaneda sobre la posibilidad de ser candidata en las próximas elecciones, muchos dirigentes del oficialismo consideran que hoy no tiene intenciones de competir pero que se reservará un lugar “como gran electora”. El problema es que, por la experiencia “fallida” de 2019 con la que postuló a Alberto con un tuit, viene recibiendo cada vez más críticas internas. Son muchos los dirigentes los que, en silencio, aseguran que ha perdido poder respecto al que detentaba en el final de Cambiemos en la Casa Rosada.
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