La fiesta la armó Messi

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Por EDUARDO TUCCI

deportes@eldia.com

Mil partidos no se cumplen todos los días y por eso había que festejar a lo grande. Y el propio Lio Messi –que ayer llegó a esa cantidad de presentaciones en su extraordinaria carrera--, se encargó de armar la fiesta. Para desgracia de Australia, que había edificado desde el vamos un bloque hermético delante de su arco y trató de tener lo menos posible la pelota. Pero para beneplácito de Argentina que una vez más abrió su camino al triunfo por una aparición magistral del capitán.

El comienzo resultó incómodo para los nuestros porque no había forma de perforar el cerrojo rival hasta que apareció Messi con un zurdazo preciso al palo derecho y cambió el curso de las acciones. Argentina había salido decidida sabiendo que la posesión de la pelota iba a ser suya frente a un rival que se plantó desde el vamos con un cordón defensivo muy compacto con dos líneas de cuatro muy pegadas. Desde la conversión de Lio en más todo pasó a ser propiedad de los dirigidos por Scaloni y no extrañó que a muy poco de comenzado el complemento una picardía de Julián Alvarez –una de las gratas apariciones en la Selección--, permitió que la cuenta se elevara a dos.

Carrera descollante si las hay, la Pulga llegó a los mil partidos desde su debut oficial en 2004 acumulando 778 encuentros con el Barcelona, 169 con la camiseta albiceleste y 53 con el Paris Saint Germain. Además, como si todo fuera poco ayer pudo superar otra marca: por primera vez gritó un gol en la etapa final de la Copa del Mundo: todos los tantos anteriores habían sido en la fase de grupos.

Más allá de Messi y todo lo que significó su aporte, la Selección parece haber abandonado definitivamente el estado de emergencia inicial y el curso del equipo aparenta haberse enderezado definitivamente. Australia, un rival inesperado en octavos de final, logró achicar las diferencias pero no le alcanzó para más. Inclusive, en los pasajes finales del partido sucesivas apariciones de Lio generaron el máximo riesgo sobre el arco australiano en particular las dos ocasiones que desperdició Lautaro Martínez después de recibir sendas habilitaciones del astro rosarino. Mientras tanto dos cierres en los que Lisandro Martínez se jugó la vida y una milagrosa intervención del Dibu Martínez, justo cuando el juez se aprestaba a cantar el no va más, marcaron el momento de más sufrimiento para los argentinos.

Hubo varias actuaciones para destacar pero, una vez más, surge supeerlativa la figura del capitán argentino. Abrió las puertas a la victoria, protagonizó una apilada maradoneana que no terminó en gol de milagro en el segundo tiempo, y fue el gestor de habilitaciones exactas, en particular dos dirigidas a Lautaro Martínez.

Argentina ya está entre los ocho mejores y acaricia el sueño mayor a partir de actuaciones sólidas más la conducción de la figura central de este Mundial, Lio Messi. El equipo de Scaloni mostró toda su jerarquía y supo sobrellevar los momentos incómodos que se generaron luego del descuento australiano.

 

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