En la cuarentena tuvieron que cerrar varias pensiones y ahora no quedan lugares
Edición Impresa | 1 de Febrero de 2022 | 05:32

El éxodo estudiantil que vivió la Ciudad desde marzo de 2020 -cuando se dispuso la cuarentena- también marcó el punto de partida para una situación de crisis en las pensiones, uno de los sectores del mundo de los servicios vinculados con la actividad formativa en las universidades e institutos. De eso pueden dar nota ahora, aquella vieja clientela: al volver, se encontraron con que varias ya no existen. Con la plaza achicada, hay quienes se agarran la cabeza por no conseguir lugar para vivir.
El fenómeno, según contaron referentes del sector y el mercado inmobiliario, se agudizó en las últimas semanas, cuando miles de estudiantes empezaron a preparar el retorno a las clases presenciales, anunciadas en todos los niveles de la educación. “Ya no atiendo más mensajes ni llamados. Es una locura la cantidad de gente que está buscando lugar”. Quien pronunció las palabras contó que escucha y lee pedidos desde ciudades y pueblos de este y otros países de la región.
Tal como están las cosas, en el sector coinciden en que ya hay poco por hacer. En las pensiones, los lugares tienen reserva desde hace varios meses.
“Hay más demanda porque muchas pensiones cerraron y no volvieron a abrir. Además, hay departamentos que pasaron de alquiler a la venta. Por ejemplo, los monoambientes. Entonces, se vuelcan a las pensiones”, dijo Ivana Flores, encargada de una pensión de la zona de El Dique.
La mujer puntualizó que “en noviembre, nosotros ya teníamos todo lleno”.
“siguen llamando”
Por estos días, allí ven la llegada de ingresantes y de estudiantes que ya llevan años en la Universidad, el polo educativo de mayor concentración en la Región. “Se juntó todo. Nos siguen llamando y preguntan si sabemos de alguna otra pensión”, señaló.
Flores calculó que en el periodo de la pandemia se perdió alrededor de una decena de pensiones, sobre un total del orden de 30, aproximadamente, según calculó. “No pudieron soportar costos en la pandemia. Algunos sostuvieron un tiempo y luego decían que ya no podían seguir”, analizó.
Juan Puppo, también conoce ese segmento de servicios, como propietario. “Yo creo que hay una mayor demanda por 3 motivos: aumento de los inscriptos en la Universidad, vinieron los extranjeros de 2021 y 2022 juntos; y la gente prefiere alquiler con contratos cortos y todo incluido”, dijo en referencia al estilo de vínculo que proponen las pensiones.
“No me consta que haya menor oferta”, dijo sobre la caída de alojamientos que advierten otras fuentes del sector.
La martillera Gisela Agostinelli, analizó el escenario que combina las pensiones con las propiedades en alquiler: “Hay mucha demanda de casas y departamentos y muy poca oferta. Con la pandemia algunas pensiones cerraron porque los estudiantes se volvieron a sus pueblos y ciudades cuando todo pasó a ser virtual”, indicó.
La situación cambió con la reapertura de las aulas para la vuelta al tradicional método presencial. “Ahora es la preocupación de los estudiantes poder conseguir departamentos. Si bien los precios están altos, la demanda es mucha y la oferta, poca”, indicó Agostinelli.
Sobre esa retracción de la oferta en el sector inmobiliario se viene señalando a la nueva Ley de Alquileres. En las inmobiliarias coinciden en marcar que los cambios que introdujo (contratos de tres años con ajustes anuales por un indicador oficial) desinflaron el mercado de alquileres y mandaron a la venta parte de las propiedades de ese segmento.
precios
Quienes opten por alquilar vivienda mientras estudian tendrán que pensar en un costo mensual de entre 18.000 y 20.000 pesos mas expensas por un departamento de una habitación. Los de dos dormitorios oscilan entre 30.000 y 35.000 pesos más expensas. En tanto, un monoambiente puede esta entre 14.000 y 15.000 pesos. La banda de precios corresponde a zonas céntricas o cerca de las facultades.
Las pensiones oscilan entre 10 y 12 mil pesos por una habitación compartida. Habrá que pensar en alrededor de 15 mil por una pieza con una sola cama.
Se apunta como nueva demanda la de estudiantes que buscan contratos más cortos
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