Motochorros roban un auto a punta de pistola y casi se llevan a una nena

El hecho ocurrió el martes en 69, entre 9 y 10. El mismo día hurtaron otro coche y abrieron otros dos para apoderarse de plata

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El robo de vehículos y de autopartes continúan encabezando la lista de los delitos más cometidos en la Región.

A pesar de las precauciones que toman los dueños a la hora de estacionar o guardar el auto y las medidas de seguridad que implementan como cámaras de vigilancia y alarmas, los ladrones que se especializan en este nicho delincuencial siempre se las rebuscan para concretar su misión sin ser descubiertos.

Muchas veces, la víctima termina tomando conocimiento del hurto horas después cuando su rodado o sus componentes ya se encuentran a varios kilómetros.

Cuatro robos ocurridos en las últimas horas son una muestra de lo que viene sucediendo en distintos sectores de la Ciudad.

Uno de ellos ocurrió el pasado martes alrededor de las 10 de la noche en la zona de 69, entre 9 y 10, en donde, a punta de pistola, se llevaron un auto marca Peugeot modelo 2008.

La víctima resultó ser un hombre de 40 años que fue abordado por dos motochorros armados cuando, junto a su mujer y dos pequeños hijos, salía de la casa de sus padres después de compartir una cena.

Tal como lo exige la modalidad “motochorro”, el acompañante saltó del vehículo en movimiento, extrajo un arma de entre sus prendas y apuntó al padre de familia.

“Apenas vi que se me acercaban les tiré una mochila. Fue una actitud tonta de mi parte porque podría haberme costado la vida. Decí que el flaco estaba tranquilo y no le tomó importancia a lo que le hice. La verdad es que la saqué barata”, comentó la víctima ayer en diálogo con este diario.

Mientras su secuaz lo esperaba a pocos metros con la moto en marcha ante la posibilidad de que se registraran complicaciones, el sujeto le exigió al propietario del Peugeot que le entregara las llaves.

De un momento a otro la víctima quedó acorralada e intimidada y no le quedó otra opción que cumplir con las exigencias del ladrón.

Como en el interior del coche se encontraba su pequeña hija de dos años debió hacer una rápida maniobra para sacarla del asiento de atrás.

Ayer, en diálogo con este diario, la desazón embargaba a este hombre que si bien se mostró agradecido por no haber recibido agresión alguna aseguró estar muy mal anímicamente por el duro golpe económico que significa este hecho de inseguridad.

Es que además del coche, los ladrones se llevaron una amoladora, una sierra circular, una hidrolavadora, una tostadora y un iPhone, que ayer por la mañana pudo recuperar gracias al sistema satelital.

“Lo encontré en 146 y 62. Estaba tirado en un pastizal. Se ve que se dieron cuenta de que, con la ubicación del aparato, los podían agarrar. No sabemos dónde están aunque el lugar donde hallamos el teléfono nos da una pauta de la dirección que tomaron y un indicio del lugar en el que podrían estar”, expresó.

En tanto, en la misma jornada, un hombre de 48 años sufrió el robo de su auto en un sector del barrio Hipódromo.

El damnificado había ingresado al Bingo alrededor de las 22.30 luego de dejar estacionado su vehículo en la intersección de las calles diagonal 80 y 42.

El hombre había llegado al lugar para distenderse y probar suerte en la sala de juegos ubicada en la zona sin saber que la mala fortuna se iba a poner de su lado.

Casi cuatro horas después, al abandonar el salón ubicado en diagonal 80 y 116 se encontró con que se habían llevado su Volkswagen Gol.

Otra situación de inseguridad en la que estuvo involucrado un vehículo tuvo lugar en 16 y 40.

Un hombre denunció que a las 19hs del pasado martes, al salir de su trabajo, se encontró con la puerta de su rodado vulnerada.

Al realizar un registro rápido de sus pertenencias detectó varios faltantes, entre ellos dos celulares marca IPhone, documentación y varios miles de pesos.

Pese a la posibilidad que se tiene de rastrear los teléfonos con la aplicación iCloud de dicha marca de aparatos, hasta el momento no se ha logrado dar con la ubicación de los artefactos.

Finalmente, el martes por la noche del baúl de un Clío extrajeron una mochila de color negra. Todo sucedió mientras la víctima, un médico de 31 años, se encontraba en una sesión con su psicólogo.

La víctima detalló que en el interior de la mochila había ropa deportiva, su sello de médico con matrícula y dos certificados de defunción en blanco expedido por el registro de las personas.

 

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