Otro gesto del Presidente ante el silencio de Cristina
Edición Impresa | 24 de Marzo de 2022 | 05:03

Emiliano Russo
efrusso@eldia.com
El conflicto interno que vive el Frente de Todos pareció ayer registrar un momento de distensión cuando en un acto en Paraná Alberto Fernández pidió un aplauso para Cristina Kirchner, con el mensaje de terminar “con las divisiones”. En el kirchnerismo, sin embargo, insisten en pedir un cambio de rumbo económico y, en la misma clave de diferenciación, hoy llevarán a cabo una marcha para conmemorar el Día de la Memoria poco después de los homenajes que realizará el propio Presidente.
La novela de desencuentros entre el jefe de Estado y su Vice sumó un nuevo capítulo, en la víspera de los actos previstos para hoy por el 24 de marzo. Tal es así, que La Cámpora convoca a las 10 en los accesos a la ex ESMA para marchar desde allí a la plaza de Mayo donde se estima coincidirá con gremios estatales, como la CTA Autónoma, y grupos de izquierda. El Presidente, en tanto, encabezará desde las 11 su propio acto en el Auditorio del Centro Cultural de la Ciencia, en el Polo Tecnológico de Palermo, en el que recordará a científicos del Conicet desaparecidos durante la última dictadura militar.
En cambio, en las últimas horas hubo gestos de distensión por parte de la Casa Rosada, como fueron las declaraciones de Alberto Fernández en Entre Ríos: “Ya discutimos mucho, nos diferenciamos, nos peleamos, y tanta pelea no le hace más fácil la vida a la gente”, en el que volvió a pedir por la unidad.
Acompañado por el gobernador Gustavo Bordet y el ministro de Educación, Jaime Perczyk, citó en varios pasajes de su discurso el nombre de Cristina Kirchner y puntualizó que “el gobierno seguirá funcionando con todos: con Cristina, conmigo y con todos los argentinos, es la hora de terminar con las divisiones”.
Cerca del jefe de Estado ayer se mostraron confiados en que “la interna irá bajando en intensidad” en las próximas horas y que si el kirchnerismo sigue firme en sus críticas es por un “tema ideologico” vinculado a su rechazo al acuerdo con el FMI.
Pero en la trinchera “albertista” se insiste que para mantener la unidad “siempre se va a necesitar de las dos partes”, en una clara alusión a la supuesta intransigencia que estarían mostrando Cristina y su hijo Máximo a acordar políticas que afiancen el modelo económico. Por eso ayer en Casa Rosada había cierto desconcierto por no entender esas críticas en momentos en el que el Indec dio números positivos sobre desocupación, suba de exportaciones y del PBI de 2021 (10,3%). Es que Cristina piensa que, de todos modos, el acuerdo con el Fondo impondrá un corset al crecimiento de la actividad.
En lo político, la ex presidenta también viene de desafiar al jefe de Estado al reunirse con las Madres de Plaza de Mayo en la previa a los actos por el Día de la Memoria, con una Hebe de Bonafini que nuevamente castigó a la investidura presidencial. “A medida que muestra su cara, Alberto no tiene nada que ver con el proyecto kirchnerista. La verdad que está mucho más a la derecha que cualquiera porque en vez de ir a ver a un niño pobre que no come ni tiene zapatos y solo le queda tomar paco para que no le duela el estómago, se fue a Tortuguitas. Ahí ya dijo con quién quiere estar y a quién va a defender”, fustigó la titular de la organización de DDHH.
Nadie sabe cuál será el próximo movimiento de la Vicepresidenta. Pero cerca de Alberto confiaban que no iba a difundir hoy otra carta pública en la que eventualmente explicitara las diferencias que la separan del rumbo emprendido por el Ejecutivo.
Mientras, en la oposición piden responsabilidad al oficialismo porque observan “problemas de gobernabilidad” que podrían agudizar los desafíos de la economía doméstica, como una inflación que horada, sin solución de continuidad, el poder de compra de los trabajadores.
Por eso en el Gobierno decidieron ayer dar el primer paso para intentar aquietar las tensiones internas. “La unidad es un punto que no es negociable en nuestro espacio político”, enfatizó por la mañana el jefe de gabinete, Juan Manzur. Mientras, crece el reclamo de diálogo de “los de arriba”. Por ahora ese vínculo está cortado y no porque estén descompuestos sus teléfonos.
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