El horror de la guerra Tenistas y un drama en común

Elina Svitolina, que al final jugó en Monterrey, donará todo lo que gane en premios al ejército de Ucrania. Dayana Yastremska, en Lyon, dijo: “mi corazón está en mi nación”

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El mundo del deporte sigue conmovido con lo que ocurre después de la invasión rusa a Ucrania. Se suceden historias conmovedoras al rededor de todo el planeta. Un caso en particular tiene como centro de atención lo que ocurrió con dos tenistas ucranianas: Elina Svitolina y Dayana Yastremska.

En el caso de Svitolina no iba a jugar el torneo de Monterrey, en México, por que se negaba a rivales de Rusia y Bielorrusia, pero finalmente decidió hacerlo después que la WTA adoptara ciertas medidas y resolvió donar todos los premios al ejercito de su país; mientras Yastremska superó la primera ronda del certamen de Lyon, en Francia, que el domingo pasado pudo escapar -junto a su hermana- de la guerra declara en su país.

Como quedó dicho, luego que los organismos rectores del tenis accedieron a sus exigencias, Elina Svitolina decidió jugar. La ucraniana, número 15 del ranking de la WTA, saltó a la cancha vistiendo los colores amarillo y azul de la bandera de su país para vencer a a la rusa Anastasia Potapova (115) por 6-2 y 6-1, en primera ronda del Abierto de Monterrey.

Svitolina, primera preclasificada en el torneo había advertido que renunciaría a jugar frente a Potapova o cualquier otra tenista de Rusia o Bielorrusia, salvo que la WTA, la ATP y la Federación Internacional de Tenis prohibieran que los deportistas de esos países usaran símbolos nacionales, incluidas sus banderas o himnos.

En tal sentido, los tres organismos emitieron un comunicado en conjunto, en el que confirmaron que los tenistas rusos y bielorrusos podrán seguir jugando en las principales giras de caballeros y damas, pero sin que se muestren sus banderas nacionales.

“Un profundo sentimiento de pesar, conmoción y tristeza ha irrumpido a toda la comunidad del tenis tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, la semana pasada”, manifestaron las organizaciones.

“Llevamos a la gente de Ucrania en nuestras reflexiones y elogiamos a los tenistas que pronunciaron o emprendieron acciones contra este acto inaceptable de agresión. Hacemos eco a sus llamados para que cese la violencia y vuelva la paz”, señaló el comunicado.

Svitolina logró quebrar en el primero y el tercer game para llevarse el primer set. Hizo lo propio en el tercero, quinto y séptimo juego del segundo parcial para resolver el encuentro en una hora y 4 minutos.

“Era un partido muy especial para mí”, dijo Svitolina. “Estoy muy triste, pero al mismo tiempo contenta por jugar tenis acá, en Monterrey. Estuve concentrada, en una misión por mi país. Desde el comienzo, era importante estar lista para lo que viniera”.

La ucraniana, de 27 años, enfrentará hoy a la búlgara Victoriya Tomova (103) por la segunda ronda.

“No le echo la culpa a ningún deportista ruso”, escribió Svitolina en la redes sociales. “Ellos no son responsables de la invasión de nuestra patria”, agregó.

Svitolina alcanzó dos veces las semifinales en torneos de Grand Slam. También lleva ganados 16 títulos en la gira de la WTA, llegó a ser tercera del ranking.

“Todo el dinero que gane en premios va a ser para el Ejército ucraniano”, dijo Svitolina. Cabe recordar que el Abierto de Monterrey reparte un premio de 31.000 dólares aquella jugadora que resulte campeona.

No es menor el caso de Dayana Yastremska (140). Su historia conmovió a través de la cruda publicación para salir de su país. Ella, junto a su hermana (Ivanna, de 15 años), logró escapar a tiempo y viajó rumbo a Lyon para disputar un torneo donde en primera ronda venció a la rumana Ana Bogdan (97) por 3-6, 7-6 (7) y 7-6 (7).

Luego de la tres horas y cinco minutos de juego, cuando fue a saludar a su rival, no contuvo la emoción, rompió en llanto y se estrechó en un fuerte abrazo con Bogdan. La reacción se volvió viral y todo el mundo del tenis salió a demostrarle su apoyo.

La tenista, de 21 años, dejó a sus padres en un país y escapó en un periplo que le llevó primero en barco hacia Rumania y luego en avión a Lyon.

«Estoy muy triste por lo que está sucediendo. Mi corazón está Ucrania y fue difícil hacer que mi mente se mantuviera en la cancha. Mis compatriotas son héroes, estoy orgullosa de mi país y ojalá todo acabe pronto”, recalcó.

 

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