Heridas: por qué tardan más en sanar con la edad
Edición Impresa | 10 de Abril de 2022 | 05:36

El “sana, sana, colita de rana” ayuda cuando los niños se hacen una rozadura en la rodilla. En cambio, las heridas en personas mayores no se van así de rápido con un soplido. A veces, incluso, se vuelven crónicas.
En esos casos, hay que prestar especial atención, dice Steffen Schirmer, de la Asociación Alemana para la Curación y el Tratamiento de Heridas (DGfW).
“Con la edad, la actividad celular y los procesos metabólicos se vuelven más lentos. Eso quiere decir que las células dañadas ya no se regeneran tan bien. Por eso, las heridas sanan más lentamente”, explica la experta.
Según ella, “las conexiones celulares ya no son tan fuertes. El tejido conectivo pierde elasticidad, la piel ya no es tan robusta, por ejemplo, ante la presión o el roce. De hecho, se ve: la piel se arruga. Con la edad, la epidermis es claramente más propensa a heridas o infecciones”.
Si los adultos mayores padecen de insuficiencia cardíaca, está alterada la circulación sanguínea y se pueden hinchar las piernas. Entonces se pueden producir grietas en la piel, en las que pueden ingresar bacterias y provocar infecciones. “Además, las personas mayores ya estuvieron expuestas en mayor medida a los dañinos rayos UV (ultravioletas) del sol, lo que también empeora la calidad de la piel”, agrega la especialista.
Muchas veces, un problema también es que las personas mayores toman anticoagulantes. Entonces, heridas menores causadas por un golpe o una rozadura sangran a menudo mucho tiempo. A veces también sangra debajo de la piel, lo que provoca manchas oscuras, que también pueden convertirse en heridas.
¿Cuál es la mejor manera de responder ante estas heridas? Para Schirmer, “lo mejor es cubrir la herida de inmediato con una compresa estéril. También se la puede limpiar con una solución fisiológica o un antiséptico. Si sangra mucho tiempo, lógicamente hay que acudir a una guardia médica. Allí podrán detener el sangrado y, en caso de ser necesario, suturar la herida”.
Una herida hay que observarla, porque si se pone roja y caliente y se inflama alrededor es señal de una infección bacteriana. Entonces hay que acudir al médico sí o sí.
Si una herida no sanó pasadas ocho semanas, se la considera crónica. “Entonces, como médico, hay que prestar mucha atención: ¿hay una diabetes no diagnosticada detrás? ¿Problemas de circulación? Porque las heridas crónicas aparecen sobre todo en personas que sufren de una enfermedad crónica. También puede ser un cáncer de piel cuando una herida no sana”, subraya Schirmer.
A la hora de la cicatrización y sanación de las heridas en los adultos mayores, la experta recomienda: “el movimiento y un sistema cardiovascular sano siempre son una ventaja. También es importante una alimentación equilibrada. Muchas personas mayores están subnutridas, comen muy pocas proteínas, que son las que necesitan justamente para la regeneración celular. En el caso de heridas crónicas también se pierden proteínas a través del líquido de la herida. Quien tenga heridas abiertas, pierde más calorías y energías. Pero como a muchos adultos mayores les falta el apetito, pueden, por ejemplo, tomar bebidas ricas en proteínas para contrarrestar esa pérdida”. (DPA)
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