VIDEO. Delincuentes juveniles, un problema nada menor en el Barrio Hipódromo

Eran las 8 y cuarto de la noche del martes, por lo que la propietaria de un almacén con 20 años de trayectoria en el barrio Hipódromo, le pidió a su sobrino que saliera a buscar un cartel que estaba en la vereda, porque ya era el horario de cierre.

Lamentablemente, la jornada en ese negocio, situado en 40 entre 121 y 122, le faltaba una situación ajena a la rutina laboral.

Es que, según contó ayer a este diario la dueña del local, Patricia Gabriel (60), “justo llegaron dos pibes en una moto y uno de ellos enseguida se bajó y amenazó a mi sobrino, obligándolo a entrar al negocio con él”, mientras le apuntaba con un arma de fuego.

“QUÉDENSE QUIETOS”

Desesperada al ver que su sobrino de 20 años había sido reducido por el ladrón, Patricia decidió no complicar más las cosas y le dijo que podía llevarse el dinero de la recaudación.

Fue luego que el asaltante les ordenó a sus víctimas “quédense quietos” y segundos después impartió otra exigencia: “Quiero los billetes grandes”.

“Le quise entregar la plata, pero igual pasó del otro lado del mostrador y se vino al sector donde tengo la caja registradora”, consignó Patricia.

Consultada por el monto de dinero con el que se alzó el menor, estimó que “había aproximadamente 10.000 pesos”. Pero lejos de conformarse con ese botín, resolvió ampliarlo al observar detenidamente a la comerciante.

“Me hizo darle también la cadena, aros y la alianza, todo de oro, que llevaba puestos”, contó.

Pese a la indignación que le generó el episodio, se permitió hacer un comentario risueño sobre una circunstancia ocurrida en pleno asalto.

“Cuando se llevaba la plata de la caja, le ofrecía también mi teléfono celular. Pero no lo quiso, capaz que porque no le resultó atractivo por ser de un modelo viejo”, conjeturó Patricia.

Calculó que su asaltante “tendrá unos 16 años” y alcanzó a observar que el cómplice que se quedó “de campana en la vereda en la moto”, aparentaba tener “13”, según lo que pudo estimar cuando el chico se asomó al interior del almacén.

“QUEDARON FILMADOS”

Posteriormente, la comerciante aludió a que tanto la llegada, como la fuga de los adolescentes, “quedó filmada por una de las cámaras vecinales que hicimos instalar en el barrio”.

En cuanto al tiempo que empleó el delincuente que ingresó a su comercio, Patricia aseguró que “estuvo menos de dos minutos”, que igualmente parecieron muchos más por la tensión vivida.

“Da mucha bronca que una que trabaja acá 10 horas por día, tenga que padecer un episodio de éstos, donde en apenas 2 minutos te roban el esfuerzo de todas esas horas de trabajo”.

Pese a que tras el asalto se acercó al lugar personal policial del Comando de Patrulla y, de la comisaría segunda, el operativo que rápidamente se desplegó para intentar dar alcance a los ladrones no arrojó los resultados esperados.

Tanto la Policía como en el barrio de este hecho de inseguridad están convencidos de que los menores que asaltaron el almacén “son de la zona”.

Por otra parte, Patricia hizo saber que “hace 20 años que tengo este almacén y ya van cinco veces que me roban acá. Y espero que sea la última”.

“CUANDO OSCURECE SE PONE BRAVO”

En tanto, no obvió mencionar la realidad que tanto ella como otros comerciantes y vecinos vienen experimentando desde hace largo tiempo.

Al respecto, la almacenera sostuvo que “cuando oscurece, se pone bravo el barrio con los robos”, como lo padeció en carne propia en la noche del martes en su negocio,

Pero el suyo no resultó un caso aislado. “El fin de semana pasado asaltaron también a un supermercado chino de acá a la vuelta”, reflejó. Y refirió que “hace mucho tiempo que hay inseguridad en esta zona, pero se incrementó bastante en los dos últimos años”.

La queja generalizada en ese barrio incluye además que “pocas veces vemos pasar a un patrullero y los delincuentes saben bien de esa situación y hacen lo que quieren”.

Por lo general, se trata de delincuentes jóvenes, muchos de los cuales no alcanza la mayoría de edad.