Un impuesto al que recurren países capitalistas ¿y el kirchnerismo?

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El anuncio a la implementación del impuesto a la “renta inesperada” se convirtió ayer en un ejemplo más de la aplicación de un recurso usado por los países capitalistas, mientras se sostienen discursos que apelan a connotaciones izquierdistas.

La renta inesperada, que se busca aplicar sobre las ganancias extraordinarias de empresas de servicios e industrias que se beneficiaron súbitamente con la guerra entre Rusia y Ucrania, no es nueva. Los principales países capitalistas del mundo, esos a los que combate discursivamente el kirchnerismo, la han utilizado en distintas oportunidades. El Reino Unido es un ejemplo, donde se gravaba a las empresas de servicios públicos privatizadas. Otro es Estados Unidos, que en la década del ´80 promulgó la ley del impuesto sobre las ganancias extraordinarias del petróleo crudo.

En Suecia el gravamen está relacionado con la producción de energía hidroeléctrica, al igual que lo hicieron Finlandia y Noruega, sobre las tierras donde se generaba ese tipo de bien.

Pero el gobierno de Alberto Fernández no sólo está en consonancia con las políticas que aplican estos países, a las que dice rechazar. También está de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y con el Banco Mundial. Los dos organismos internacionales de crédito a los que tanto también combate el kirchnerismo avalaron la iniciativa que sube los impuestos a las empresas que vieron sus ganancias extraordinariamente beneficiadas el año pasado.

Concretamente, el FMI aconsejó al ministro de Economía, Martín Guzmán “calibrar el ritmo de su consolidación fiscal” con una controversial medida: un nuevo impuesto a la “renta inesperada”.

Si bien el organismo había advertido sobre la alta carga impositiva de la Argentina, también entendió que “el principio general de las finanzas públicas es que debes encontrar dónde están los recursos e intentar compensar a quienes más sufren”.

Finalmente, si bien desde el relato político el kirchnerismo se muestra como un férreo opositor a las políticas promovidas por el Fondo y por países que considera “capitalistas”, en la práctica, se mostaría mucho más cerca de aquello que critica.

 

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